La destrucción en Lima


(Sobre «La margen habitada. Arquitectura testimonial. Márgenes del Río Rímac 2013-2016», de Analucía Riveros Caytuiro)

En la Lima que emerge tras el sismo refundacional de 1940, todo ha sido ocupar y edificar. Construir. Tras décadas de práctica, se volvió una fuerza inercial. Construir se asoció a progresar. Se volvió una identidad ciudadana. Un propósito familiar. Un objeto de estudio. Un modelo de desarrollo. Un motivo de agitación. Una promesa política. La sólida base material de todos los populismos. La pista, la vereda, la losa deportiva, la escuela y la posta médica, el segundo piso y la escalera exterior en la ciudad de fines del siglo xx; la escalera vecinal y el muro de contención en la de inicios del siglo xxi. Hubo y hay gran Interés por la Construcción. Por cuánto cemento se vende cada año y por cuántos puestos de trabajo puede pagar una obra. Decir boom de la construcción tiene algo de entusiasta, aunque se dijera para criticar sus excesos o carencias.

La Destrucción, por el contrario, no tiene ni puede tener esa clase de atractivo. Naturalmente, hay algo de indecente en ella. La guerra, además, aportó con contundencia a su desprestigio. No pocas comisarías, un par de edificios de vivienda, alguna estación de televisión, entre otras edificaciones reducidas a punta de anfo reforzaron su mala imagen. En tiempos más recientes, en una ciudad en la que el movimiento de expansión se ralentiza y el de relleno se acelera, el protagonismo de la Destrucción siempre se mueve en las coordenadas del malestar, incluso cuando queda claro que su presencia es necesaria justamente para abrir paso a la venerada Construcción. Nuevos edificios y más altura o nuevas vías y más conexiones o nuevos espacios y más renta demandan demoliciones, despejes, desalojos y otras movidas destructoras, que deciden la suerte no solo de casonas, caserones, callejones, callejuelas y edificios, sino eventualmente también de huacas, canchas, parques y en realidad de cualquier edificación que obstruya la rentabilidad, la circulación, la fluidez, el consumo.

Así, tenemos ante nosotros dos grandes fuerzas transformando no solo el paisaje, sino la forma de vida, la experiencia humana, la economía de la ciudad y la vocación y escala de sus espacios. De la primera reconocemos a sus actores, a sus defensores, a sus estudiosos y hasta a sus demagogos. De la segunda es poco lo que nos hemos esforzado por conocer, así que estamos dejando de lado preguntas importantes: ¿por qué se destruye?, ¿cuándo vale la pena destruir?, ¿quién decide cuándo y qué se destruye?, ¿quién destruye?, ¿por qué se destruye una vivienda y se conserva otra?,¿por qué se destruye este barrio y no aquel?. En La margen habitada, Analucía Riveros formula con imágenes estas y otras preguntas parecidas, todas ellas relevantes para cualquier toma de posición respecto a la estructura de poder que define la ciudad que habitamos.

Codicia, pecado del capital

La revista Semana Económica ha publicado una infografía titulada «Los 10 terrenos más condiciados de Lima Moderna».

terrenos
fuente: semana económica

Como vemos, el ránking está conformado por el suelo correspondiente a:

Hospital Víctor Larco Herrera
Colegio Melitón Carbajal
Colegio Alfonso Ugarte
Colegio San Agustín
Universidad Nacional Agraria La Molina
Ministerio del Interior
Edificio Petroperú
Cuartel General del Ejército
Base Aérea Las Palmas
Un terreno -técnicamente, el único «terreno»- en el cruce de las avenidas El Polo y El Derby, en La Molina

Algo que siempre hay que señalar, aunque parezca obvio, es que desde la lógica del «potencial inmobiliario», se habla de «terrenos». El uso actual y cualquier valor de uso de las edificaciones sobre esos terrenos se aplana, se reduce a la valorización de metros cuadrados. Una valorización millonaria,por cierto. Así, dos escuelas públicas remodeladas hace unos pocos años, no son dos escuelas públicas remodeladas hace unos pocos años, sino un aproximado de 105 mil metros cuadrados que representan un valor 240 millones de dólares (90 millones de dólares el de Melitón Carvajal, y 150 millones de dólares el Alfonso Ugarte).

fuente: semana económica
fuente: semana económica

Frente a tamañas cifras, cualquier uso que limite o impida el desarrollo de ese potencial, implica «desperdicio». De acuerdo a SE y sus fuentes (un puñado de gerentes de empresas inmobiliarias), se trata de «grandes locaciones en desuso o subutilizadas». Codicia y desperdicio son las palabras clave.

Siguiendo a SE, Petroperú y el Ministerio del Interior deben destinarse a oficinas (¿perdón, no son ya oficinas?) y el suelo que ahora ocupan la Universidad Agraria y los colegios Alfonso Ugarte y Melitón Carvajal deben destinarse no a fines de investigación o educativos, sino a uso comercial y de vivienda.

Digamos que aceptamos esta idea. A continuación, lo lógico sería esperar que el valor se incremente al desarrollarse ese potencial inmobiliario. Así, la vivienda en estos terrenos bien conectados y servidos será para quien pueda garantizar la realización de ese nuevo valor y los altos retornos esperables de una inversión de esta magnitud. Es decir, para quien pueda pagar esa vivienda, pues si en el discurso de estos desarrolladores inmobiliarios una escuela pública en ua zona de alto valor inmobiliario es un desperdicio, es evidente que en esos terrenos no cabe aludir a porcentajes (en unidades de vivienda producidas) destinados a vivienda social. Menos aún a la funcionalidad de estos terrenos para atender a una demanda no-sólo-basada en la capacidad de pago, como pueden ser la destugurización o la desaturación de algunas zonas. Eso en caso de que aceptáramos que en esa zona de alto valor inmobiliario la ciudad requiere viviendas y comercios, y no escuelas públicas… lo que no sabemos porque SE no nos dice qué planes tiene la ciudad allí. En realidad no importa si la ciudad tiene planes allí. Una especie de castañedismo periodístico.

La tremenda pelea para darle destino de vivienda social a un porcentaje del aeródromo de Collique, o la negación a utilizar un porcentaje del ex Cuartel San Martín en la costa de Miraflores para la destugurización de la zona de Santa Cruz, son buenos ejemplos de la incapacidad de nuestros desarrolladores inmobiliarios de ver oportunidades de negocios más allá de la demanda sólo-basada-en la capacidad de pago. Obviamente, nadie les va a pedir que no hagan negocios. Sólo que indigna su incapacidad de ver oportunidades de negocio distintas al mercantilismo ramplón y segregacionista. Cito: «[el colegio Alfonso Ugarte] está en una zona que no le corresponde si se piensa en los alumnos a los que atiende. Podría reubicarse en un lugar más cercano a sus casas«. No, no se trata de Madeleine Osterling, sino de Andrés Zubiate, gerente de Arteco (¡y blogger de Semana Económica!). Y no se trata del aparente desliz en una campaña electoral, sino de un discurso de negocio absolutamente normalizado, pese a que combate uno de los valores más importantes de nuestra ciudad: la diversidad social y cultural (que está ahí, pese a los muchos intentos de negarla, invisibilizarla o restringirla a propuestas de consumo).

En la prensa peruana -particularmente en la llamada «especializada» en temas económicos- predomina el punto de vista de los grandes capitalistas, y no tiene lugar el de las autoridades y sus planes o de los ciudadanos y sus organizaciones, por lo que no debe sorprender que el reporte de SE no tenga contraste con otras voces y sea básicamente el programa inmediato de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, una agremiación que funciona desde 2013 y que se desprende de CAPECO, cuyo expertise está en la construcción y no tanto en el mercado de suelo.

Además de cero metros cuadrados para espacio público (el uso obvio del Pentagonito, que por mi debería convertirse en Parque Zonal), cero metros cuadrados para vivienda social y cero metros cuadrados para integración ciudadana, ADI-PERÚ transparenta esa tremendo desprecio que tiene cierto sector del empresariado peruano por el Estado, al hacer un requerimiento tan angurriento como el terreno que ocupan las oficinas de Petroperú, la empresa petrolera del Estado.

¿Qué hacen dos e̶d̶i̶f̶i̶c̶i̶o̶s̶ ̶d̶e̶l̶ ̶p̶o̶d̶e̶r̶ ̶p̶ú̶b̶l̶i̶c̶o̶ como ustedes en un lugar como este? (foto: mario zolezzi)
¿Qué hace u̶n̶ ̶e̶d̶i̶f̶i̶c̶i̶o̶ ̶d̶e̶l̶ ̶p̶o̶d̶e̶r̶ ̶p̶ú̶b̶l̶i̶c̶o̶  una chica como tú en un lugar como este? (foto: Mario Zolezzi)

Ya antes, a través del diario El Comercio, habíamos sido testigos de este desprecio, cuando en un reporte titulado «El Estado tiene oficinas que cuestan US 8.000 el metro cuadrado» (13/10/13) se nos interpelaba así:

«¿Qué hacen el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, el Foncodes, Cofopri y hasta el Fondo Mivivienda en pleno corazón comercial y financiero de San Isidro? Si bien todas estas entidades del Estado se crearon para impulsar el crecimiento social del país y ayudar a la población más necesitada, nadie se explica cómo la burocracia ocupa oficinas levantadas en terrenos que cuestan entre US$3 mil y US$8 mil el metro cuadrado»

Debo aceptar, sin embargo, que esta vez la codicia de los desarrolladores inmobiliarios me ha sorprendido: no pensé que se meterían con las fuerzas armadas (al igual que la Iglesia Católica, un poderoso terrateniente de Lima) incluyendo en su mapa al Cuartel General del Ejército y a la Base Aérea Las Palmas. En una siguiente edición les sugiero incluir al Centro Naval de San Borja, que es más o menos un enorme club deportivo-social (otro «lujo asiático que podría estar tranquilamente en Cañete», otro «terreno gigante metido en la mitad de la ciudad») y que propongan un switch entre el Ministerio del interior y el Ministerio de Desarrollo e inclusión social, que en realidad tiene mucho más necesidades logísticas y más relevantes que la «benemérita».

Una alianza público-privada contra la ciudad

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(imagen: archivo fam. huilca)

(Publicado originalmente como «Huilca, desalojado por OAS», en «El misterio de la capital», mi columna en Noticias Ser)

El retiro y traslado irregular del monumento dedicado al mártir sindical Pedro Huilca, ocurrido el domingo último, es un hecho que nos permite reflexionar sobre el carácter de la convivencia pública en Lima. Sobre todo, de los poderes que la definen, empezando por quien ha decidido tomar la iniciativa en ello: El alcalde de Lima.

El busto a Huilca – realizado por el escultor Víctor Delfín – obtuvo su ubicación en un paseo público de la ciudad, en atención a una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta recomendaba el gesto como parte de la reparación al movimiento sindical y a la familia Huilca, los mas notable agraviados por el asesinato de Pedro en 1992, un crimen atribuido a Colina, escuadrón de la muerte empleado por la dictadura fujimorista en operaciones de guerra sucia. Este busto perdió su ubicación de pronto y -salvo por la ficción de las redes sociales-, en silencio, desplazado por obra de una alianza público-privada promovida por la mafia que vía elecciones ha tomado el control de la ciudad.

(imagen tomada de la web vanguardia aprista)
(avenida 28 de julio/ imagen tomada de la web vanguardia aprista)

Esta obra de ingeniería (un paso a desnivel con dos túneles en la intersección de las avenidas Wilson-Arequipa-Arenales y 28 de Julio), además de ser dañina para el entorno urbano, resume el modelo de gobierno del Luis Castañeda. Ejecutada de la mano de intereses privados y de espaldas a la ciudadanía, sirve de telón de fondo para una nueva agresión a los sectores ciudadanos y políticos que respaldaron la alcaldía de su predecesora, Susana Villarán, y para borrar de un plumazo dos (más) de sus obras, el proyecto Río Verde y la reparacion a Huilca.

la
la «información» sobre la «obra».

Si el inicio de la propia obra -con dinero ‘robado’ a Río verde, un proyecto de espacio público mucho más difícil y caro- no ha significado ningún costo político real para el alcalde, menos lo ha sido la remoción clandestina del busto a Huilca, ocurrida en algún momento del domingo 29 de marzo. La velocidad aparente con que actúan la empresa y la municipalidad (anunciando la obra en todos los medios de prensa el día 17, instalando su campamento publicitario la noche del 18) contrasta con la falta de respuesta a los familiares de Huilca, que en ningún punto fueron informados de las acciones en torno al busto, las que también afectarían otros dos importantes monumentos: el de Haya de la Torre, fundador del APRA y, del otro lado del paseo, el dedicado al Amauta José Carlos Mariátegui.

el monumento, cercado por una valla publicitaria de OAS y la MML (foto: peru21)
el monumento, cercado por una valla publicitaria de OAS y la MML (foto: peru21)

No es la primera agresión física que sufren lugares de memoria en la ciudad o en el país. Ocurren ante la indolencia de la prensa, la indiferencia de los partidos políticos (de derecha y de izquierda) y la puesta de perfil del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. El mensaje es que no hay lugar para recordar o reivindicar hechos o personajes incómodos para el discurso cívico-militar de la posguerra. Pero a diferencia de lo que ha ocurrido sistemáticamente con «El ojo que llora» (dedicado a los muertos a resultas del conflicto armado interno) o hace un par de años con el propio busto a Huilca, esta vez ya no se trata de actos de anónimo vandalismo o performances de odio. Es otra etapa.

La remoción del busto de Huilca como play-off de una ilegítima e innecesaria obra de ingeniería, tal como el despojo del Museo de la Memoria en Junín so pretexto de «falta de espacio para oficinas administrativas», han sido realizados como actos de gobierno. Son ejercidos desde el poder estatal. O al menos desde una de sus versiones (la favorita de políticos autoritarios como Castañeda o los Fujimori): un poder estatal que se concibe a sí mismo por encima de cualquier ley, cuestionamiento o crítica. En tres meses en el municipio Castañeda ya ha falseado textos de la ley, ha mentido sobre los contratos con las empresas de transporte público y ha huido impunemente de rendirle cuentas al Congreso. Y es con esa misma insolencia que dirige el poder contra los trabajadores – a los que Huilca representa- y contra la posibilidad de acordar en el espacio público algunos puntos mínimos: ¿es condenable y merece recordarse un crimen de la dictadura? ¿merece atención la sentencia de una corte internacional? ¿merece una familia que ha perdido a uno de los suyos ser comunicada oportunamente sobre una obra que afecta su reparación? Para Castañeda, y para un importante sector de su electorado, no. Para la maquinaria de prensa que enterró a Villarán por cada acto de gobierno, tampoco.

Se dirá – como ha hecho solícitamente el diario El Comercio – que la Municipalidad «informó» sobre la remoción del busto de Huilca a través de oficios dirigidos a los sindicatos (CGTP y Construcción Civil). Lo cierto es que estas comunicaciones se hicieron públicas sólo después de los reclamos de las hijas de Huilca, que se enteraron por testigos y fotos on line del estado del monumento. No hay que dejar de lado que una de ellas, Indira Huilca, fue regidora de Villarán y en esa condición de enemiga, es poco lo que puede esperar de consideración de parte de las actuales autoridades. Que a posteriori (recién hoy miércoles) y gracias a una gestión del Consejo Nacional de Reparaciones, han citado a la familia para informar sobre la localización y el destino del busto. Como los murales, la reforma del transporte, los CREA o los programas culturales, la joven Huilca es algo que hay que borrar.

un estilo de hacer las cosas... en la penumbra.
un estilo de hacer las cosas

Se dirá también que en esos oficios se asegura que la pieza está a buen recaudo mientras duren las obras. No se ha dicho dónde. Y el problema previo es que no se ha comunicado a la ciudadanía, ni al concejo municipal, el plan ni el cronograma de la obra, asi que nadie sabe dónde ni cuando empieza o acaba. Si bien ofrecen que volverá a su lugar, hay sobradas razones para poner en duda cualquier promesa de Castañeda o sus funcionarios. Para ellos, como para el núcleo duro de su electorado, la razón de estado -que a nivel municipal se resume en «hacer las obras», «facilitar la inversión privada», «solucionar el tráfico»- tiene carta libre para atropellar derechos y memorias. El capital privado que engorda a costa de fagocitar los espacios reales y simbólicos de la ciudad, se ha reencontrado con su mejor aliado.

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Aquí, un registro del día de la inauguración del busto:

Y una lectura sugerida sobre espacios de memoria: «Espacio de memoria/ Espacio de conflicto», de Rodrigo Quijano.

Arenas de 1971

JUAN VELASCO ALVARADO CON LOS FUNDADORES DE VILLA EL SALVADOR
JUAN VELASCO ALVARADO CON LOS FUNDADORES DE VILLA EL SALVADOR

El 28 de abril de 1971 se produjo en Lima la toma de tierra que daría origen a Villa El Salvador, un pueblo que nació con dos millares de familias y que bordea hoy los 400 mil habitantes. 

El hecho, llamado «pamplonazo», fue un verdadero sacudón político en el tercer año del gobierno militar encabezado por el general Juan Velasco Alvarado y fue revelador de la explosión urbana de Lima: Si en 1940 la ciudad recibió el 61% del total de inmigrantes en el país, en 1961 este porcentaje había crecido al 74%; desde allí y hasta el año 1972 la tasa de crecimiento poblacional en la capital fue de 5.8%, su récord historico.

El nacimiento de Villa El Salvador se produjo 13 días después de esta toma de tierras, protagonizada por las familias de obreros, zapateros y sastres de La Victoria, Surquillo y el Rímac. 13 días en los que el gobierno dio un vuelco total: de una política claramente represiva -arrestos a los promotores de la invasión y a los sacerdotes vinculados a ellos, un muerto en una verdadera batalla campal el 5 de mayo- a una de colaboración con el movimiento barrial, al que se llegaría tras negociar el traslado de las familias a los arenales de Tablada de Lurín, unos kilómetros más al sur.

El traslado se inicio el 11 de mayo. La web AmigosdeVilla da cuenta del hecho. No sólo desde su invaluable archivo fotográfico, sino también desde sus documentos, muchos de ellos firmados por los fundadores de Villa El Salvador. Aquí van algunas fotografías del momento fundacional (1971) y la invitación a visitar la web, en la que se puede encontrar información del distrito desde entonces hasta la actualidad.

Devorados por El Mercado

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La pequeña capilla Jesús Reparador, en el cruce de las calles Miroquesada y Andahuaylas es, al borde del mediodía, quizá el único lugar en varias manzanas en el que los acontecimientos se suceden regidos por el orden ritual. Con la nave al tope y una inusual fila de camarógrafos atentos a las primeras hileras de bancas, el sacerdote engola al máximo la voz al anunciar el responso dedicado a las almas de los caídos hace doce años en el incendio de Mesa Redonda, sin duda la más grave tragedia ocurrida en Lima, el 29 de diciembre de 2001.

LOS QUE PERMANECEN  Y LOS QUE PARTIERON (FOTO: LAMULA.PE)
LOS QUE PERMANECEN Y LOS QUE PARTIERON (FOTO: LAMULA.PE)

Afuera, el incesante hormigueo del mercado más grande y expansivo de la ciudad lo devora todo. Se traga la canción que, al interior del templo, acompaña a decenas de familias que recogen a prisa los porta-retratos alineados en la escalerilla al pie del altar y en las molduras de las paredes. Deja apenas oír las declaraciones a la prensa de los deudos y los damnificados. En unos minutos, nos tragará a todos: unas cuarenta personas tratando de mantenerse juntas a la salida de una misa dominical no son nada para la vorágine comercial que reúne cada día de la temporada de fin de año a unas setenta mil personas.

FOTO: LAMULA.P
FOTO: LAMULA.PE

«Ya me aburrí joven, todos los años lo mismo, habla con mi compañera nomás«- dice en tono amable, pero firme, una señora que rechaza a un presumible estudiante de ciencias sociales, que sin cámara o micrófono, luce de poca utilidad para la causa práctica: lograr el reconocimiento de las indemnizaciones, y que progrese la petición al respecto que han entregado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ante la indolencia de las cortes peruanas, en las que ninguno de los señalados como responsables recibió penas de consideración.

FOTO: LAMULA.PE
FOTO: LAMULA.PE

«Hablarás la verdad«- le dice una mujer a otra, mirándola a los ojos, ambas con las fotografías de sus hijos impresas en baners plásticos. Ya fuera del reducido atrio de la capilla, los banderines y flores que se alistan para la obligada visita al cementerio El Ángel se confunden con el cotillón amarillo, los antifaces, los tubos de espuma y las piñatas en forma de botella de cerveza. «Pidan justicia«- indica un dirigente a las familias que declaran a la televisión. La mitad del grupo se ha ido, haciendo grandes ademanes que traduciría como «ya nos vemos allá» y «primero voy a almorzar».

Antes del inminente desbande, un camarógrafo corpulento y acalorado decide por fin una composición a la altura del drama y logra reunir a un puñado de familias. Un hombre que posa con el retrato de su hijo adolescente ataviado con toga y birrete, pide tres hurras por los muertos. Los gritos y aplausos detienen un instante al gentío que se arremolina al ver las cámaras. En poco menos de un minuto, el hombre improvisa un discurso sobre la justicia, el dolor y el cansancio y se da maña para desear a «los periodistas que nos apoyan», un feliz año 2014.

UN DEUDO IMPROVISA UN DISCURSO. ES LO MÁS CERCANO A UN RITO CIVIL (FOTO: LAMULA.PE)
UN DEUDO IMPROVISA UN DISCURSO. ES LO MÁS CERCANO A UN RITO CIVIL (FOTO: LAMULA.PE)

Si bien en la capilla, ante el mutismo de los deudos, es un sacerdote el que habla del dolor y la paz final, de descanso eterno y de la búsqueda de consuelo, aquí en la calle varían los términos y cualquiera puede hablar: se pide justicia, se pide indemnización, terapia física y sicológica, se muestra a las cámaras fotocopias de expedientes judiciales y partes médicos, asuntos en los que poco tiene que hacer el Padre Eterno, pues para eso están la Corte Suprema y la CIDH. Es en realidad lo más cercano a un rito civil, un momento para hablar en voz alta de derechos negados, del Estado y de lo que significa para pequeños comerciantes, trabajadores de venta minorista, y regentes de puestos de mercado buscar justicia en el Perú.

Alguien despliega una banderola. El texto en ella está corregido; donde se leía «Por fin encontramos encontramos la luz y la justicia«, la frase «Por fin» está oculta tras un parche en el que se lee «NO». Donde se leía «nuestros seres queridos ya descansan en paz«, alguien ha tachado «ya» y ha escrito también «NO». La historia nunca deja de escribirse. La justicia para un largo duelo se escribe como negación.

FOTO:  TALLER DE ARTESANÍA SALVAJE
FOTO: TALLER DE ARTESANÍA SALVAJE

No es lo único que se ha borrado y vuelto a escribir en esta historia. La plazuela que el municipio limeño destinó a la memoria de los caídos y que se inauguró en 2002 en el cruce de los jirones Cusco y Andahuaylas, desapareció en 2006 para dar lugar a una galería comercial.  En realidad, todo lo que está sobre el suelo entre las avenidas Abancay y Grau sufre la presión por nuevo espacio para depósitos o galerías comerciales. Cualquier casona, callejón o edificación de pocos pisos está bajo amenaza de ser arrasada por la rentabilidad, por la fuerza imparable de El Capital para el que no hay más valor que el de multiplicarse y rendir. 

IMAGEN RETOCADA CON EL AVANCE DE LA PLAZUELA DEDICADA A LA MEMORIA DE LA TRAGEDIA, HOY DESAPARECIDA (IMAGEN: REVISTA CARETAS)
IMAGEN RETOCADA CON EL AVANCE DE LA PLAZUELA DEDICADA A LA MEMORIA DE LA TRAGEDIA, HOY DESAPARECIDA (IMAGEN: REVISTA CARETAS)

En la amplia vereda de retiro de la galería Cusco permanecen una docena de agentes del serenazgo, en una acción de «control del comercio ambulatorio». «Se trata de mantener el área sin ambulantes», explica uno de los muchachos uniformados, buscando la sombra del camión porta-tropas blanco que los ha traído al lugar. La desaparecida plazuela y esta vereda eran las únicas posibilidades de reunión para quienes insisten en recordar. Cuerpos para cuya memoria no hay espacio. Cuerpos de ciudadanos que conjugan en la misma porción de metros cuadrados en la que trabajan, el lugar de la acumulación y el esfuerzo, con el del recuerdo, el dolor y la pérdida de un hijo, un compañero, una madre, una amiga. Literalmente, hay que seguir sudando por el pan en el mismo lugar en el que el fuego deshizo lo amado.

EL AVISO DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DE LA TRAGEDIA SE HACE UN LUGAR ENTRE EL PROFUSO AVISAJE DE OPORTUNIDADES COMERCIALES EN MESA REDONDA (FOTO: TERESA CABRERA)
EL AVISO DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DE LA TRAGEDIA SE HACE UN LUGAR ENTRE EL PROFUSO AVISAJE DE OPORTUNIDADES COMERCIALES EN MESA REDONDA (FOTO: TERESA CABRERA)

Sin lugar de reunión, la gente empuja, los estibadores apuran, el bullicio apremia. La vida, el nuevo año que nos alistamos a recibir, la mercadería lista para despachar, se imponen sobre la muerte, sobre las deudas con el pasado, sobre los que se han ido y sobre los que permanecen. El Mercado exalta lo rentable, fagocita los cuerpos para instrumentar el consumo. Deglute lo inútil. La ciudad es su cómplice. No da tregua a la memoria.

Villa El Salvador: sueños que lustramos día y noche

(Publicado originalmente como Historia de dos ciudades en El misterio de la capital, mi columna en Noticias Ser)

empuñando la rosa que no tuvimos o el arma que soñamos (…)
sueños que lustramos día y noche para que la rosa surja en esta tierra

CESÁREO MARTÍNEZ

Villa El Salvador: Horas de lucha
Villa El Salvador: Horas de lucha

El año pasado, una de las cadenas de centros comerciales más activa de la capital inició sus operaciones en Villa El Salvador. El entusiasta gerente declaró a la prensa local que la inauguración de su tienda era “la primera aproximación a la modernidad” para el distrito, al que caracterizó como “emprendedor y pujante”. Explorar esta imagen de modernidad – que en su momento me dejó contrariada- me parece un buen modo de conmemorar aquí el aniversario número 42 de Villa El Salvador, cumplido hace unos pocos días.

plataformas de consumo como
plataformas de consumo como «aproximación a la modernidad»

En la retórica predominante del emprendedurismo –la cultura exitista asignada por el mercado a la choledad- la experiencia de Villa El Salvador resulta fallida en tanto no pueda verificarse, en primer lugar, su capacidad de consumo y luego, su capacidad de acoger las plataformas prototípicas de lo considerado moderno en la segunda década del siglo XXI limeño: superficies comerciales para franquicias de capitales des-territorializados y superficies cerradas donde se aglomeran unidades de vivienda que se vende en los folletos como “en el sur de Lima” y “con rápido acceso a la Panamericana Sur”. De acuerdo a los planes de quienes fabrican estos espacios donde el modelo del éxito se realiza, Villa El Salvador empezó su modernización recién en la última década.

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Un distrito como cualquiera/ Proyecto de vivienda de VIVAGYM (Graña y Montero) en Villa El Salvador

Esta modernización de Villa El Salvador exige su perfeccionamiento como una verdad reluciente que deje atrás -para siempre- la historia arenosa, imperfecta y conflictiva que encadena a los villanos a la pobreza y al atraso. Exige dejar atrás disputas bizantinas por la memoria, fuentes del resentimiento social. A un distrito que se moderniza le basta con saber que se hizo “gracias al esfuerzo de su gente” y no que en el parto murieron sus hijos -Edilberto Ramos y Ángel Vicente Salvador-, ni que las balas que les dieron muerte se dispararon para defender la propiedad privada de las garras de los pobres.

Edilberto Ramos, caído durante el desalojo de Pamplona
Edilberto Ramos, caído durante el desalojo de Pamplona

A esa modernización galopante no le quita le ni pone nada que los futuros hijos de Villa El Salvador sepan que su pueblo fue gobernado por más de una década bajo la inspiración de un escudo en el que se agolpaba la masa y se cruzaban una lampa y un fusil. Sí, un fusil. Que los trazos de cal sobre la tierra pelada disparaba en hombres y mujeres una idea del futuro tan poderosa que bastó para resistir la privación, la lejanía, la arena. Bastó para transformar un plano en una ciudad. Para qué recordar que lo hizo de la mano de un general golpista, si cuando mueran los fundadores ya no la arena, sino el olvido y el asfalto se tragarán los monumentos que lo recuerdan, y que los trasnochados vendedores de ideología se afanan en conservar. Y con su extinción, La Mujer del Pueblo será simplemente La Mujer y Los mártires del 1ro de Mayo serán mejor nombrados Los Trabajadores, y punto.

Velasco en Villa El Salvador (Foto Archivo Amigosdevilla)
Velasco en Villa El Salvador (Foto Archivo Amigosdevilla)
el sueño de la vivienda, el gobierno de la CUAVES, la lampa, el fusil y la masa.
el sueño de la vivienda, el gobierno de CUAVES, la lampa, el fusil, la industria y la masa.

A la brillante modernización de Villa El Salvador no le disgusta ostentar su ya viejo título de “Ciudad Mensajera de la Paz”, siempre que por debajo de la alfombra no asomen las memorias incómodas de una guerra librada no sólo entre las fuerzas armadas y el senderismo, sino también entre vecinos, dirigentes, militantes de facciones cuavistas, municipalistas, y en ellos, todas las izquierdas presentes y desunidas. Esa paz que le reserva a María Elena Moyano la nómina apacible de madre coraje y heroína popular, víctima de la demencia gonzalista, para negarle discretamente su estatuto de mujer, de negra, de feminista y de militante de izquierda, hechos sin duda menores en el combate por La Paz.

María Elena Moyano. Militante de izquierda, dirigente popular.
María Elena Moyano. Militante de izquierda, dirigente popular.

A la imparable modernización “que llega” a Villa El Salvador –y a sus aliados locales- no le gusta recordar que si bien los usos agropecuario e industrial no se realizaron en el tiempo más allá de una vetusta planificación de inspiración socialista, ello no quiere decir que hoy las decisiones de transformarla estén por encima de la gente, las leyes y las autoridades.

Chicos en Alameda de la Juventud, Villa El Salvador
Chicos en Alameda de la Juventud, Villa El Salvador
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Villa El Salvador: una modernidad popular
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VES: una clase trabajadora

Así, 42 años después, Villa El Salvador es dos ciudades. Una ciudad donde el poder dicta que el emblema de “modernidad” es poco menos que una plataforma de consumo con logos debidamente registrados y donde la historia de esfuerzo es una larga e indefectible marcha hacia el éxito personal y la propiedad privada. Debajo de ella, persiste La Otra VES, un “distrito de tres letras”, en que propios y extraños necesitamos, para vivir mañana, revisar la experiencia del arenal que se hizo ciudad en una sociedad tan desigual como la limeña. Ciudadana de esa ciudad me reconozco.
Ver también:

Hitos en la historia de VES (1971-2001), un esfuerzo de villanos, aquí
El archivo en línea más completo de Villa El Salvador: amigosdevilla
una modernidad alternativa en Villa El Salvador, locón de danielramirezcorso

La nueva muralla de Lima

(Publicado originalmente en El misterio de la capital, mi columna en Noticias Ser)

En los distritos consolidados de nuestra capital, la ciudad de los créditos MiVivienda crece hacia arriba, imparable: una imagen de modernidad y altura ha reemplazado en unos pocos años nuestras referencias visuales y nuestros espacios de convivencia, generando por cierto, nuevas tensiones vecinales y ciudadanas. Tras la intensa neblina limeña, hacia el este, otra ciudad crece, también hacia arriba, también imparable.

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Otros «barrios altos»: Nueva Rinconada- San Juan de Miraflores (Rodrigo Abd/AP)

El área sur este de Lima es uno de los territorios más dinámicos y problemáticos de la ciudad. Allí se dan el encuentro la expansión este de San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo-VMT, en Lima Sur y las jóvenes urbanizaciones de los distritos de La Molina, Cieneguilla y, desde Pachacamac, la mega barriada de Lima, Manchay. No es este únicamente un punto de encuentro físico, sino por sobre todo un llamado de atención sobre nuestra voluntad de convivencia ciudadana. El reiterado anuncio del Sr. Zurek, alcalde de La Molina, sobre su intención de levantar un cerco en su límite con Villa María del Triunfo, y la anuencia de la Sra. Barrera, alcaldesa de esa comuna, nos permite echar una mirada acerca de cuáles son hoy los términos en que los limeños estamos enfrentando este llamado de atención.

El color más oscuro indica las manzanas urbanas ubicadas en pendiente mayor a 20º
El color más oscuro indica las manzanas urbanas ubicadas en pendiente mayor a 20º

Lo que ocurre desde unos años en las proximidades de la línea de cumbres que el Sr. Zurek planea cercar, no es, por lejos, una situación exclusiva entre La Molina y Villa María del Triunfo, ni entre La Molina y sus vecinos pobres. Desde mediados de la década del noventa, todo el crecimiento de VMT gana los cerros del este y ha urbanizado suelo ocupando, y en los últimos años, rebasando cada una de las quebradas que en esa zona conforman el sistema de lomas costeras de Lima. Quebrada Santa María -arriba del cementerio de Nueva Esperanza-, San Gabriel Alto y la Quebrada Paraíso son parte de la mancha urbana que trepa por encima de los 300 m.s.n.m. y alcanza con facilidad, en sus barrios más nuevos, los 560 m.s.n.m. A nadie se le mueve una ceja. No hay grandes discusiones públicas acerca de “las invasiones”. ¿Nos preocupan las invasiones, o nos preocupan las invasiones en zonas donde la diferencia social es notoria, contundente? Mejor: ¿nos preocupan las ocupaciones irregulares sólo cuando se producen al lado de ocupaciones formales? ¿Nos preocupa la ciudad o nos preocupa la propiedad privada?

Cerco de piedra en el límite de La Molina y San Juan de Miraflores.
Cerco en  límite La Molina-SJM (Usuario Luis Enrique 131095/Panoramio)

Hacia mediados de la década pasada, ya era posible llegar a Manchay –cambiando de mototaxi- desde Santa Maria, bajando a la Quebrada El Retamal, hoy ya ocupada. Libre tránsito entre dos distritos. Como ir de Magdalena a San Isidro, o de ahí a Lince, sólo que en un paisaje urbano y social distinto. Y con sus lotes repartidos entre VMT y San Juan de Miraflores, para los barrios de La Nueva Rinconada no se planteó la construcción de un muro que distinguiera dónde acaba uno u otro distrito. La alcaldesa de VMT ha dicho que La Molina está en su “legítimo derecho” de cercar su propiedad, pues el terreno se debe reservar para un Parque Ecológico. Es una manera muy cortés de dejar de lado que el cerco supone, no sólo la protección de un predio –destinado a un espacio público-  sino la securitización de una frontera predial y simbólica. Una mala vecindad.

Color azul indica concentración de sectores de altos ingresos.
Color azul indica concentración de sectores de altos ingresos en Surco – La Molina. «Aglomeración de la élite», según gráfica de De Los Santos (+MAPINSE 2006 Apoyo)

Es cierto que no existe propiamente continuidad urbana entre VMT y La Molina, pero el desarrollo del Parque Ecológico supone un problema de gestión común, más aún cuando la Municipalidad Metropolitana prevé para toda el área un programa de recuperación de lomas. Si hay una preocupación por la protección de las laderas, ésta no es exclusiva de la Municipalidad de La Molina, que desde 2001 gestiona que estos espacios se consagren a una reserva paisajística, intención consagrada en una ordenanza de mayo de 2012. VMT cuenta con una norma similar para sus cumbres y laderas desde 1997, destinada a proteger el sistema de lomas costeras y a prevenir la expansión urbana sobre los cerros que lo conforman. Ninguna de las dos normas garantiza que estas tierras no sean ocupadas y mientras estos municipios no trabajen juntos en la gestión de los cerros en los que colindan, éstos serán pasto para la actuación de traficantes. ¿Es esta expansión urbana adecuada para la ciudad y los ciudadanos? No. Pero parece que sólo preocupa públicamente cuando supone un acercamiento social entre pobres y no tan pobres.

Los parientes pobres se encuentran: Santa María en VMT y Manchay en Pachacamac (Composición con G.Earth)
Los parientes pobres: Sta. María/VMT -Manchay/Pachacamac (Con G.Earth)
San Juan de Miraflores y La Molina: desencuentro en altura (Con G Earth)
San Juan de Miraflores y La Molina: desencuentro en altura (Con G Earth)
VMT LA MOLINA
Villa María del Triunfo: sus nuevos barrios (Con G. Earth)

En los portales de los diarios locales, o en la radio, los comentarios de lectores y escuchas de La Molina y de otros barrios con terrenos asediados por ocupaciones informales –La Molina enfrentó una decena de intentos sólo el año pasado- insistían en que estas suponen un problema de seguridad. Me llamó la atención que en ningún caso se haya hecho mención, como fuente de inseguridad, a una batalla a pedradas entre pandillas –una de las amenazas reales que sufren los vecinos de las partes altas de VMT-. Se trataba más bien de merodeadores, de “desconocidos”. Queda claro que el problema de seguridad pública que pueda producirse en estas zonas no es compartido con VMT: el problema de seguridad es VMT.

Nuevos Barrios en Quebrada Paraíso-VMT ¿Cómo hacer inversión pública sin alentar la expansión urbana irregular? (Cabrera- Marzo 2013)
Nuevos Barrios en Quebrada Paraíso-VMT ¿Cómo hacer inversión pública sin alentar la expansión urbana irregular? (Cabrera- Marzo 2013)

El caso, que no es nuevo -La Molina ha levantado cercos en distintos puntos de colindancia con otros distritos, en cumbres o no-, permite aún plantear una pregunta crucial para el gobierno de las áreas donde la ciudad ha crecido vía formación de barrios precarios: ¿Cómo hacer inversión pública para atender las necesidades básicas de las y los ciudadanos de esos barrios, sin alentar la ocupación irregular de tierra urbana sub-estándar? Las Quebradas de VMT, en la última década, han sido un privilegiado foco de atención de programas de inversión en muros de contención y expansión vial, así como de nuevos esquemas de agua y alcantarillado. En lo que respecta a este tipo de expansión urbana, quizá en lugar de pedir que intervenga el Ministerio del Interior, es hora de preguntarse qué está haciendo el Ministro de Vivienda.

Para el caso San Juan de Miraflores- Surco,
Lea: «Grupos sociales diferentes en aislamiento voluntario/ Sobre la producción de nuevas formas de segregación socio espacial entre los distritos Santiago de Surco y San Juan de Miraflores (1970-2006)”, tesis del geógrafo Manuel De los Santos.

Vea: El muro que divide Las Casuarinas y Pamplona Alta, una presentación a «Borde/Fronteras», documento visual de Daniel Ramírez-Corso.

Dos razones simples por el #NO

Recién me preguntaron cuál era la «obra» municipal por la que voy a votar contra la revocatoria de Susana Villarán. Sé que me lo preguntaron en tono de cachita, esperando encontrar en mi respuesta, con prejuicio, rollos sobre ciudadanía, floros sobre la izquierda, adornos sobre los derechos, la epopeya contra la corrupción. Cuando me di cuenta que era con mala leche, ofrecí responder no con una, sino con dos «obras» municipales.

#NO es No a los malos negocios que destruyen Barrios Altos. En 2012 la Municipalidad de Lima clausuró y sancionó a los siete depósitos informales más grandes de Barrios Altos, los primeros de una serie de enormes construcciones ilegales a cuyos dueños la Municipalidad ha notificado a fin de cambiar las reglas de juego para la actividad que desarrollan, en la medida en que esta afecta a los vecinos y al espacio público. Estos malos negocios están afectando el derecho a la vivienda: sus promotores participan en compras tramposas de lote y pagan a delincuentes o a malos vecinos para hostigar a quienes se resisten a abandonar sus hogares, cuando no financian incendios, roturas de tuberías o directamente desalojos violentos, con el fin de hacerse de la mayor cantidad de espacio a buenos precios. Su actividad genera conflictos y deteriora el espacio público, además de producir problemas de movilidad a los peatones y caos vehicular, al ocupar las pistas y veredas con sus impertinentes faenas de descarga, pues se trata de una actividad que no respeta ningún horario.

junin 12

Al realizar estas clausuras y al notificar a los dueños de depósitos, la Municipalidad de Lima ha mostrado que está dispuesta a ordenar esta actividad y a proteger a sus vecinos y vecinas. La alcaldesa ha dicho que “no permitirá un depósito más en Barrios Altos”. Una revocatoria sólo debilita esta posición y fortalece a los malos empresarios y comerciantes que están destruyendo Barrios Altos y el Cercado y no quieren negociar con la alcaldesa otros términos para su inversión económica. Ellos se harán fuertes contra nosotros si revocan a la alcaldesa. Cuando digo nosotros no es un nosotros abstracto o defensor per se de las “causas justas”: me refiero a mi familia, barrioaltina como yo.

#NO es NO a la indiferencia frente a la tuberculosis. En 2012 se realizaron 30 mil pruebas gratuitas de detección de TBC en Hospitales de Solidaridad-SISOL. Los resultados de estas pruebas se entregaron en 24 horas y en caso de dar positivo, el SISOL se encargó de derivar los casos al Ministerio de Salud- MINSA, que a través de sus postas y centros está a cargo de dar tratamiento ambulatorio a los pacientes en sus zonas de residencia o trabajo. Cualquier persona que haya sufrido TBC, y con ella su familia, sabe lo importante que es contar con un diagnóstico rápido, además de buena orientación y un trato digno.

Lo importante de la iniciativa de esta gestión no es sólo que dio a 30 mil limeños la posibilidad de hacerse una prueba para descartar TBC, sino que se propuso que esta prueba sea válida para los servicios públicos de salud, es decir, que facultan al paciente a recibir tratamiento, sin tener que hacerse otra vez la misma prueba y recién ser reconocido por el MINSA, lo que es elemental si se quiere iniciar tratamiento inmediato y garantizar un trato digno. Antes, la importante capacidad instalada de los Hospitales de Solidaridad – con módulos en todas las Limas- no había sido vista como la gran plataforma para montar un sistema de detección. El equipo que Villarán puso en el SISOL se comprometió a potenciar los esfuerzos de detección del MINSA, ayudando a detectar más casos en más lugares, y entre muchos más estratos sociales que los que alcanza a cubrir el MINSA.

TBC
(Foto: El Comercio)

Si bien los Hospitales de Solidaridad están muy identificados con la “obra social” del gobierno del señor Castañeda, es la gestión de Susana Villarán la que será recordada por iniciar la transformación de esta red de consultorios médicos a bajo costo –es eso lo que eran, y nada más- en un componente organizado de los servicios públicos de salud de la ciudad. Esto quiere decir que además de ser baratos, estos consultorios pueden ser la puerta de ingreso a los servicios médicos especializados del sistema público: el paciente puede transitar desde ahí, con sus diagnósticos y exámenes, a centros con mayor capacidad resolutiva o hacia los tratamientos gratuitos disponibles, en caso de ser necesario. Los casos de TBC detectados en el SISOL y derivados al MINSA son una muestra de ello.

Adicionalmente, la gestión de Villarán dispuso que los pacientes que por sus bajos ingresos o condiciones de desprotección familiar así lo requieran, reciban servicios de alimentación complementaria para fortalecer el agotador tratamiento de antibióticos con el que se combate esta enfermedad. Con ello mostró además que es posible articular al SISOL con los programas sociales que maneja la Municipalidad en su jurisdicción, el Cercado de Lima.

Esa «otra forma de gobernar»

Puedo citar otras varias iniciativas municipales que refuerzan mi opción por NO revocar a Villarán y su equipo. Estas no son sólo las que siento más personales, cercanas a mi experiencia familiar; son las que me parece muestran de modo concreto qué implica un buen gobierno para una ciudad difícil como Lima, con problemas de convivencia, con paltas vecinales, con las tensiones que generan las economías informales; también una ciudad con retos enormes en salud pública, con enfermedades que castigan la pobreza o la mala alimentación. Me refiero a gobernar una ciudad más allá de los autos y los grandes negocios, que me parece que es el paradigma instalado y que, sí, con muchas dificultades, esta alcaldesa intenta variar. Voté por ese otro estilo de gobierno que prometió la campaña de la izquierda en Lima (una «Lima para Todos»), y creo que hasta donde han avanzado merecen ser respaldadas.  Estas son las expresiones de gobierno –y no sólo las que se miden en altura, kilometraje o toneladas de cemento- por las que una izquierda moderna debe apostar, las que debe radicalizar y por las que debe marcar NO este 17 de marzo.

Alfonso Barrantes: un frejolito sin leche.

Recién inauguré un espacio en Noticias Ser, el medio virtual de la Asociación SER.
Mi columna se llama «el misterio de la capital»; con lo que ofrezco permanecer en Lima y a la contra del ‘pensamiento único’. La primera entrega fue un comentario a un reporte local sobre la eficiencia de los últimos alcaldes de Lima, como pretexto  para una muy acotada reivindicación de la gestión del socialista Alfonso Barrantes (1984-1987), más allá de su programa más recordado: el Vaso de Leche.

QH 43 Obras son buenas raz

FREJOL SIN LECHE

En la última edición de la revista PODER, Luis Corvera propone al lector “hacer memoria” para una evaluación de los alcaldes que en los últimos períodos han gobernado la ciudad de Lima. En un loable intento de aportar objetividad, la nota rebate el mote de “ineficiente” que los partidarios del “sí” a la revocatoria han chantado con bastante éxito a la actual alcaldesa. Algunos asuntos llaman la atención. El primero, el  resultado de la comparación: si se toma como referencia el primer bienio de cada alcalde evaluado, Belmont sale ganando. Difícil digerir que Alberto Andrade fue menos alcalde que el “hermanón”.

Aquí el punto es la validez de medir la gestión edil en términos de “productividad” (a más-obra, mejor) y no de en términos de gobierno. Pero como la nota de PODER es explícita en su elección de la variable “obra” como medida de eficiencia, no cabe más que hacer eco del señalamiento de Matteo Stiglich y recomendar un siguiente paso en el análisis: ¿cuál es el propósito de medir las obras si no se dice a quién favorecen?. Aún concediendo que “obra” y “gobierno” se equivalen, una evaluación seria no puede prescindir de la pregunta de para quién se gobierna (o se hace obra). Esto lleva al segundo asunto que me interesa comentar. Se trata del paréntesis dedicado a un alcalde que no entró en la evaluación: Alfonso Barrantes, quien, se afirma “solo puede exhibir haber fundado el Programa Vaso de Leche, hoy muy cuestionado”.

Cuando se cumplió una década de la muerte de Barrantes, en una nota de homenaje, Nicolás Lynch revisaba las varias facetas del líder de Izquierda Unida y se quejaba del “Barrantes edulcorado” como una imagen cómoda al “orden actual” que lo reducía a “tío bonachón que repartió vasos de leche entre los niños y las madres pobres de Lima y brindó infraestructura, en muchos casos por primera vez, a los barrios populares de la capital”. Sólo dos años después, con Villarán instalada en el sillón municipal, uno de los más perversos efectos del sambenito de “vaga” e “incapaz” que sufre la alcaldesa, es que se ha radicalizado la lógica del obrismo como única medida objetiva de gobierno. Instalado ese incombustible sentido común de medir los logros municipales con wincha, ahora también resulta incómodo que “el tío bonachón” haya “brindado infraestructura”, más incómodo aún en tanto la actual gestión se reconoce -en alguna medida- su heredera.

Lo cierto es que la minimización de la figura de Barrantes no sólo se debe al “orden actual” o a las derechas que dan ardua batalla por demostrar que no existe izquierda competente para gobernar la ciudad o el país, a lo mucho para administrar “programas sociales”. La propia izquierda pierde por walk-over en este terreno, incapaz de identificar y promocionar –más allá de la Leche- sus líneas de continuidad entre el “Lima para todos” de Villarán y el de Barrantes, lema con el que hace casi treinta años venció en los comicios municipales. Entre quienes al menos han intentado echar un cable a ese pasado se encuentra Gustavo Guerra García-GGG, que al pasarle la posta a Ricardo Giesecke en el directorio del Fondo Metropolitano de Inversiones- INVERMET recuerda que esta entidad ejecutó “el primer préstamo del Banco Mundial otorgado a una alcaldía gobernada por un alcalde socialista en Sudamérica”. Como complemento de su breve alusión señala que “con dicho préstamo se ejecutaron muchas obras, entre ellas varias vías importantes en Lima sur, Lima norte y Lima este”.

La historia de ese préstamo es un caso interesante para ilustrar la pregunta sobre a quién se dirige el gobierno=las obras. El crédito estaba destinado a las vías principales de Lima, con lo que sería empleado en re pavimentar las avenidas existentes en la ciudad (como se hizo parcialmente para la cumbre ALC-UE, por ejemplo). Leído desde sus objetivos de gobierno, nada impedía a los funcionarios de Barrantes decidir que ese dinero se usaría para asfaltar las vías principales de la Lima para la que gobernaban: la de los senderos de tierra que se internaban en los grandes pueblos jóvenes de esos años. Las “importantes vías de Lima sur, norte y este” a las que alude GGG son nada menos que las avenidas Túpac Amaru, Universitaria, Wiesse, Pachacútec, San Juan, El Sol y Salvador Allende, cuyo financiamiento se concretó en medio de una importante reforma de la economía municipal encabezada por la comuna limeña, en momentos en que -no con poca resistencia- apenas echaba a andar la institucionalidad inaugurada por la Constitución de 1979 y reglada por la Ley Orgánica de Municipalidades.

Hoy resulta imposible pensar en Lima Norte, Sur y Este sin estas inversiones, decididas por un gobierno municipal socialista, y que bien hubieran podido postergarse sin la vocación de la Izquierda Unida por dirigirlas a los entonces llamados “Conos”. Esa era la masiva realidad de la ciudad a la que la gestión edil debió responder y es en función a ello que deben valorarse, con sus luces y sombras, a los alcaldes. Como ha señalado Gustavo Riofrío en su cuenta de FB, es a partir de esa decisión –y no antes- que “resultaba posible ir desde Comas hasta Villa María del Triunfo por vía asfaltada”. En torno a estas vías, los ahora viejos dirigentes barriales pueden dar testimonio del vasto y complejo proceso de negociación para escoger cuáles pavimentar, no exento de conflicto y de maña política. O como ha dicho Riofrío, que fue por entonces Jefe de la Oficina de Asentamientos Humanos: “en esas reuniones no se servía leche”.

leálo en Noticias SER
revise los post relacionados compilados por lamula.pe
y
 la reacción de Manuel Dammert E.

Barrios Altos: el valor de la calle

En la discusión sobre el destino del recientemente colapsado El Buque o en las propuestas sobre la promoción de los valores arquitectónicos/patrimoniales de Barrios Altos, la experiencia de calle también merece atención. ¿Mejoraría Barrios Altos con El Buque bien «restaurado» y un circuito de paseos bien planeado, si la calle es poco hospitalaria con el caminante?

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En los últimos años no es inusual escuchar en Lima a mucha gente hablar -bien y mal- de cómo sus calles y vecindarios cambiaron con la proliferación de edificios para vivienda-multifamiliares. En muchos barrios consolidados de Lima, la altura de las edificaciones y la secuencia de fachadas se ha alterado drásticamente en un período bastante corto. Con ello, la experiencia de transitar por las calles, reconocerlas, ubicarse, también va cambiando. El boom de la construcción le dibujó otra cara a las vetustas Jesús María, Magdalena, San Miguel, y a parte de San Isidro y Miraflores.

Aislado de la gran oferta comercial de vivienda, y casi por el mismo período, Barrios Altos vivió otro boom de la construcción: los depósitos comerciales informales, asunto al que dediqué un post a propósito del incendio ocurrido en el Edificio El Buque a inicios del mes pasado. Esta semana, la Municipalidad de Lima dio su primera señal de fuerza para detener la destrucción de predios/invasión de depósitos en BA, al clausurar varios de estos locales. Una de las imágenes que difundió la Municipalidad de Lima durante su intervención (martes 4/12/12) muestra inspectores municipales caminando por el jirón Junín, en dirección oeste-este, cerca del cruce con el jirón Cangallo. Verla me causó mucha impresión, porque de buenas a primeras, simplemente no reconocí el lugar. Esta es la foto.

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Ocurre que a pesar de haber tomado muchas fotos allí, lo había hecho pensando en el cambio en las edificaciones y no en ilustrar cómo se experimentan esos cambios desde el nivel de la calle.  Para atender a esta preocupación -la experiencia de calle- busqué una foto que mostrara cuál es mi imagen mental, cómo recuerdo el lugar a partir de mi experiencia -que es, además como permaneció hasta hace pocos años-. Aunque la perspectiva no es exacta, creo que en la comparación se puede ver que la experiencia se ha vuelto «vertical» por la gran altura que han tomado las edificaciones, lo que en sí mismo no debería ser un problema, pero que en este caso lo es pues se trata de enormes bloques sin diálogo con el exterior (cemento sin revestir, enormes portones metálicos y pequeñas ventanas protegidas por barrotes), que han hecho de este jirón un «callejón oscuro».

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Pensando en quienes no conocen esta calle y también en quienes se ubican en la ciudad a partir de valores patrimoniales, agregaré que el jirón Junín concentra no pocos puntos de interés. Sólo en el sector que nos interesa ahora -la intersección con el jirón Cangallo- se ubican el Edificio El Buque, de un lado, y la Peña Horadada o Piedra del Diablo. Como puede verse en el planito de abajo, la calle Cangallo no continúa recta al cruzarse con Junín, sino que se parte, por lo que existe una esquina Junín Cangallo 1, donde se ubica El Buque, y una esquina Junín Cangallo 2, donde se ubica la Peña Horadada o Piedra del Diablo.

La Piedra del Diablo es el nombre criollo dado al vestigio de un adoratorio pre colombino, del que se puede consultar más información en la tesis de Patricia Morgado, aquí). Se trata de una leyenda local atribuida a una de las «Tradiciones Peruanas» escritas por Ricardo Palma. Según esta leyenda, el hoyo que atraviesa esta bella y enorme piedra negra, lo hizo nada menos que Satanás, huyendo de dos poderosos enemigos que se aproximaban a ese cruce de calles:  el Señor de los Milagros y la Virgen del Carmen, aludiendo a las procesiones católicas más arraigadas en la localidad. Un tercer punto a destacar en el entorno es la Iglesia y Monasterio del Carmen, a una cuadra de distancia; la torre de este templo, cuya planta data del siglo XVII, junto a El Buque, de origen republicano, fueron por largas e inconmovibles décadas los referentes de mayor altura en este sector de jirón Junín.

3Usando una foto tomada el verano de 2008 por Augusto Cabrera y una que tomé desde el mismo punto, 4 años después, podemos ver que la altura de los depósitos sobrepasa la altura de El Buque, que es de 11.95 metros- a nivel del techo terminado, según estos planos). El de los depósitos no es sólo un crecimiento abrupto. Es también ilegal. Los cuatro depósitos de esta calle que han sido clausurados superan las alturas permitidas (y por yapa, si cuentan los módulos de madera instalados en sus techos) y fueron construidos sin autorización, o no contaban con licencia de funcionamiento, o no habían tramitado su certificado de seguridad.

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Veamos ahora qué ocurre frente a El Buque, sobre la otra vereda del Jirón Junín. Para ello usaremos stills de video del reportaje de Marco Gamarra sobre la Peña Horadada, de la video nota de difusión del Concurso 5 ideas para el Centro, y una fotografía reciente, tomada por Jaime Cabrera luego del incendio, mientras la zona seguía acordonada. Aunque son vistas desde distintos ángulos, permiten ver algunos de los hechos que quiero remarcar como parte de la transformación de la experiencia a nivel de la calle. Uno, nótese que en el predio en esquina entre Junín y Cangallo – donde funcionaba irregularmente una gasolinera- se ha levantado un cerco perimétrico, muy probablemente porque ya se concretó una transacción para levantar un nuevo depósito. Con ello, la calle ha perdido un espacio abierto, y en su lugar tenemos ahora un largo muro. Dos, nótese el crecimiento del muro perimétrico del predio contiguo. Fijar la vista en el tablón de precios de la gasolinera ayuda a verlo.

4Como un modo de insistir en que los valores patrimoniales deben discutirse en diálogo con el entorno, que es dinámico, la siguiente imagen muestra la Calle desde la Peña Horadada, en su diálogo visual con El Buque. La última toma, la más actual, es un poco más abierta y permite apreciar la pronunciada curva que hace Junín justo antes de desembocar en la Plaza Italia.

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Finalmente, quiero mostrar la experiencia de la calle desde la esquina de Junín y Cangallo. Muy ligeramente deformada, la imagen emula la visual real desde Junín antes de cruzar Cangallo 2. Como vemos, un solo de muros que empequeñecen la extraña y hoy descuidada Piedra y eclipsan El Buque, además de hacer de esta curva un lugar inhóspito. Ojo, no es que antes haya sido un paraíso. Pero era una calle, no un túnel.

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Ver aquí la propuesta de los arquitectos Condori y Quequejana para El Buque, ganadora del Concurso «5 ideas para el Centro Histórico de Lima» (minutos del 03.30 al 06.55). Discrepo de la propuesta en dos puntos: 1. proponen mover de esquina La Peña Horadada «reinterpretando» la leyenda local (si expropio algo, sería el terreno del grifo, que permite abrir más la calle y «conectar» el Jirón Cangallo) 2. caen en lo que podemos llamar «la fantasía de la actividad cultural».

el buque a pique/ barrios altos y sus depósitos

el fin de semana último, el buque, una de las más emblemáticas edificaciones de los barrios altos de lima sufrió el derrumbe de parte de su estructura, como resultado de un incendio de origen aún no determinado. aunque sabíamos que nos engañábamos, decíamos que nunca se iba a caer.  es, sin duda, el fin de una era en un barrio que desde hace al menos un lustro se sabe inequívocamente en medio de una guerra por el espacio disponible. el éxodo, la amenaza de desalojo, la presencia de traficantes de desgracias familiares son el hueso que brilla en el plato cada día.

Barrios Altos, en el Cercado de Lima es una de los barrios más antiguos y tradicionales de la ciudad. El prolongado proceso de deterioro urbanístico enmarca la baja calidad de vida del vecindario, expresado en el problema habitacional (tugurización, inquilinato precario, riesgo físico en la vivienda), el desamparo de la población adulta mayor y el alto índice de desempleo/sub empleo joven. Este proceso de deterioro se ha empatado en el último quinquenio con la creciente demanda de espacio de la zona comercial próxima, Mercado Central-Mesa Redonda, lo que se expresa en la violenta transformación de viejas casonas y solares en depósitos comerciales. Su condición de marginalidad se agudiza por su aislamiento en relación al Centro de la Ciudad -a pesar de los servicios que acoge, como la Maternidad de Lima o los comercios del Barrio Chino o Mesa redonda. Carece de espacios públicos a la escala de su población (más de 70 mil personas) y aunque posee una importante cantidad de pequeñas plazas, la recurrencia de situaciones de violencia callejera, consumo y micro-comercialización de drogas entran en tensión con las posibilidades de disfrute de dichos espacios por parte de todos sus vecinos y vecinas.

he preparado tres gráficas con las que pretendo, como se dice, poner en contexto lo ocurrido en el buque. mi punto es que no se trata únicamente de un problema de conservación de edificaciones monumentales/patrimoniales (lo confieso: no me importa si algo Histórico sucedió en esa casona, o si cantó lucha reyes o tocó felipe pinglo). seguro las cornisas y los balcones son espléndidos representantes de la arquitectura republicana. antes que cualquiera de estas cosas, El Buque era vivienda (y el sastre y una excelente tamalería) y en conjunto todo el uso residencial/ de vivienda en Barrios Altos es hoy presionado por la búsqueda de terrenos para edificar los depósitos que demanda la zona comercial que se extiende entre el Mercado Central-Barrios Chino-Mesa Redonda.

1. La ubicación de los Barrios Altos, y de El Buque. Como ven, son diez calles desde la Plaza Mayor de Lima, 5 desde la avenida Abancay, y muy próximo a la zona comercial.

2. El entorno de El Buque. El edificio se ubica en la esquina de los jirones Junín y Cangallo, cruce de calles cuyo perfil se ha transformado radicalmente en menos de cinco años. Desde mediados de 2011 se edificó un nuevo depósito -uno entre las decenas que se levantan en los jirones aledaños- en la esquina contigua, que supera en altura a El Buque.

3.  los depósitos, inmensas moles de cemento cerradas a la calle, son hoy el emblema de una-otra renovación urbana de los barrios altos. la no deseada, la realmente existente, la que desplaza la vida vecinal, el uso residencial y degrada el ambiente callejero. La que expulsa o acosa a las familias. La que ciega la luz natural y encierra a las pequeñas quintas. La que nos trae grandes portones/fachadas llanas de gran altura, la que genera un territorio no integrado a la vida del barrio, la que produce corredores escasamente iluminados y solitarios, socialmente muertos, territorio propicio para el miedo.


se ha dicho que el incendio fue provocado. por los consumidores de pasta que habitan el inhóspito tercer piso -accidente-, por los traficantes de casonas y terrenos que asedian el barrio -que ya tienen experiencia en romper tuberías para provocar el desgaste definitivo de las estructuras de quincha- conspiración. oi en la radio a una vecina acusar a personal de la Municipalidad de Lima -conspiranoia. La investigación esclarecerá las causas materiales. lo innegable es que toda la zona resiste el apetito por terrenos. lo innegable es que la alcaldesa es la primera autoridad pública a la que escucho pronunciarse acerca de este problema. ella ha dicho que “en Barrios Altos no entra un depósito más. Aquí no va a haber incendios que luego hagan que se conviertan los lugares siniestrados en depósitos para alimentar a los mercados del Centro de Lima”. es un difícil equilibrio el que debe lograr: por un lado conservar (para sus habitantes históricos y actuales) el carácter residencial de barrios altos -que puede tener de aliada a su mentada «tradición cultural», amén del grave problema de calidad habitacional que se arrastra hace varias décadas; por otro lado la necesidad de espacio para gestionar la mercadería que dinamiza la zona comercial, donde existen inmensos intereses económicos.

visita virtual/ interiores de El Buque, aquí

el laberinto de la choledad: 20 años

El viernes 26 de octubre se presentó en la Feria del libro Ricardo Palma de Miraflores, la segunda edición de «El Laberinto de la choledad» (Fondo Editorial UPC- 2012), de Guillermo Nugent [a.k.a Willy], texto publicado originalmente en el año 1992. Los comentaristas fuimos Jorge Nieto y yo, antecedidos por la decana de facultad de comunicaciones y periodismo de la UPC. Haciendo clic acá se puede obtener una vista previa de unas 20 páginas de la nueva edición de ELCH.

Mientras se acercaba la fecha de la presentación, pensando en qué decir sobre el libro, me vi en medio de algunas discusiones entre caseras y politicosas sobre el paso de los últimos 20 años y las «marcas» que como sociedad registramos: el golpe  fujimorista, la oleada de atentados en Lima, la captura de Abimael Guzmán, la masacre de La Cantuta… Me pareció entonces que debía esforzarme por pensar en el libro y su época de otra manera, desde otro ángulo. Y en ese camino, encontré otros puntos de apoyo. Ahí abajo dejo el texto que leí el viernes.

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En su último libro, publicado hace unos pocos meses,[i] el poeta peruano Mario Montalbetti incluye un poema que empieza con una pregunta. La pregunta es a la vez el motivo examinado explícitamente en el poema. El poema, aún no me queda claro si con  intención trágica o humorística, se titula Introducción a la metafísica. La pregunta es ¿Por qué hay peruanos en lugar de no haber peruanos?

Veinte años antes, en 1992, se fechan los últimos poemas de El Sordo cantar de Lima,[ii] libro en el que Chacho Martínez envuelve con el subtítulo de Poesía descarriada, textos en los que habla “el hombre que ha perdido su centro y vaga en los páramos de los márgenes buscando su identidad”; condición que atribuye a “millones de peruanos que no encajan en el orden establecido” y que “no encuentran un molde antropológico que los haga inteligibles a sí mismos”.

¿Preguntarse por algo que no es?
¿Por qué hay peruanos en lugar de no haber peruanos?

En El Laberinto de la Choledad, publicado hace veinte años, Willy Nugent denuncia la gestación y la reproducción de una suerte de meta-nación, un universo paralelo a la realidad que se propone a sí mismo como imagen esencial de la nación peruana, una proyección fantasiosa de un orden primigenio en el que la trayectoria vital de blancos, indios, mestizos está determinada de antemano e intenta supervivir, aún cuando la experiencia cotidiana muestra que este orden no es tal y que ante los individuos y las colectividades se ofrecen distintas posibilidades de ascenso y caída.

En función de esta idea, de manera audaz, Nugent nos exhorta a abandonar “cualquier identidad metafísica llamada “Perú”” en tanto “antes que una representación colectiva, el término ha generado una suerte de obnubilación colectiva que ha servido para desconocer el terreno de las experiencias

En el desmontaje de ese Perú, mas que fallido, imaginado, la denuncia de Nugent es a la vez una apuesta por el conocimiento que proviene de la experiencia cotidiana, directa, una vindicación del mundo de las sensaciones. Antes que al engaño o al extravío, el laberinto refiere el impulso de buscar orientarse en un orden social que, aunque el discurso del poder lo niegue, ha trasladado su eje de lo vertical –un edificio social- a un espacio confuso pero definitivamente horizontal: la choledad.

En el sentido del cuestionamiento a una fantasía de orden, el texto que esta noche nos convoca, contiene una de las más sugerentes definiciones de lo cholo. El Cholo del Laberinto no se define primordialmente por su color de piel, por su forma de hablar el castellano, mucho menos por ser portador de una esencia cultural particular. Los Cholos y Cholas del Laberinto son, cito “gente que persiste en estar fuera de su lugar y su presencia perturbadora es cada vez más fuerte”.

Por su potencia crítica, esta definición tiene hoy indudable vigencia como punto de partida para quienes se propongan ir más allá de los discursos sobre algo así como “el carácter predominantemente racista” de la sociedad peruana, que en sus versiones más difundidas soslaya que el insulto que tiene por objeto el fenotipo, el mote, o la caprichosa ortografía del nombre propio, antes que expresar el deseo de excluir, expresa la voluntad moral y política de subordinar a las mayorías al arbitrio de un poder que no quiere reconocer lo evidente y por el contrario busca en las minoritarias pieles más pálidas y en los apellidos europeos una auto-justificación de sus espacios de privilegio, que no son otra cosa que la materialización de su negación enfermiza a participar de los hechos nacionales en igualdad de condiciones con las cholas y los cholos, es decir, su negativa a asumir valores propiamente ciudadanos y públicos (en choledad).

En El Laberinto…, se identifica el mecanismo que en nombre de la historia y con el concurso de unas ciencias sociales refugiadas en una matriz historiográfica, paradójicamente se abstraen de la historia entendida como fluidez y redefinición, para fijar todas las claves de nuestra convivencia en un tiempo inalcanzable y cerrado. Por esta vía Willy Nugent recusa entre otras cosas ideas usadas para explicar la violencia como constitutiva de nuestras relaciones sociales, como “la tradición autoritaria”, postulada por Tito Flores Galindo, quien devendría en héroe intelectual para un sector de la izquierda local, y se aproxima mas bien a lecturas que sitúan el eje en los procesos de modernización, como la movilidad social frustrada que Carlos Iván Degregori identifica como base de la radicalización política de ciertas capas sociales desprendidas del campesinado.  El texto de Nugent entra en diálogo con estas referencias, que con distinta fortuna, formaban parte del clima intelectual en los años previos al derrumbe de la costosa fantasía del partido gonzalista.

En  El Laberinto… pueden rastrearse con nitidez los cimientos de las elaboraciones que Willy Nugent ampliará en años más recientes:

En la lectura de las barriadas como el lugar de la infinidad de imperceptibles cambios cotidianos que derivarán en las transformaciones definitivas de nuestro rostro urbano, encontramos ya anunciado el camino textos como Vindicación del ingenio, y su variante imperfecta, pero sugerente, Elencos ingeniosos, que todo parezca igual para que todo cambie  publicada por DESCO en 2006,[iii] del que se desprende como pendiente a profundizar la idea de “asociaciones” entre los actores sociales y los objetos de su actuación, en la línea de la cultura material en la que aún infructuosamente yo misma trato de militar en mis exploraciones profesionales a la relación entre ciudadanía y urbanización.

Hablando de lo material, a esta altura debo decir que la reedición de este texto era más que necesaria. El Centro de Documentación de DESCO conservaba una única copia anillada, que usé hasta que de la UPC me envió la pre imprenta. Nadie puede negar que, aunque el feliz hallazgo del título es continuamente citado y las fotocopias son a nuestra cultura intelectual lo que polvos azules a nuestra cultura cinéfila, la actualidad de los asuntos que aborda El Laberinto… reclamaban este nuevo tiraje.

Para continuar con las conexiones entre las preocupaciones intelectuales del El laberinto… y la producción más actual de Willy Nugent, no es difícil identificar que el cuestionamiento a la fantasía jerárquica responde a la misma inquietud de la crítica presente en El Orden Tutelar, publicado en 2010.[iv] Por cierto, los señalamientos respecto al poder tutelar, se inscriben en una tradición anticlerical que reclama más y mejores cultores en un país donde la iglesia católica proyecta con fiereza su rigidez y su odio paternalista y misógino a diversos aspectos de nuestra vida pública.

De vuelta a inicios de los noventa y por señalar una vez más un dato de clima de época, Pablo Guevara, en el alucinado prólogo a Tromba de Agosto –otro artefacto cultural que cumple ahora veinte años[v]– escribe: “Los peruanos estamos recién aprendiendo a saber distinguir cada vez mejor entre Inconciencia/Conciencia y esto sólo es posible cuando los individuos se liberan de tutelas y paternalismos, Hablan y sueñan y sienten y piensan con sus propias mentes y cuerpos y no con cuerpos extraños

Liberarse de tutelas y paternalismos precisa de una postura intelectual que cuestiona la representación, el símbolo, la imagen nacional o el proyecto partidario, si en su materialidad, que es la manifestación más radical de nuestra vivencia del símbolo, este nos agrede, nos hiere. Una postura intelectual desde la que es válido preguntarse, siguiendo a la voz de la muchacha que participa de la manifestación en la plaza, por qué las telas de las banderas raspan. El verso, de Roxana Crisólogo,[vi] no por gusto, lo cita Nugent en el artículo de 2006 que cité antes.

Del mismo modo en que el feminismo radical y los libertarios no se detienen únicamente en la manifestación machista, sino que señalan el orden patriarcal que requiere del machismo para su mantenimiento, más que la denuncia del racismo, este texto es la denuncia, la deconstrucción del orden jerárquico que alimenta el racismo y define el choleo como la forma más peruana del desprecio. El choleo antes que un ideal de exclusión, es la apelación al ideal de la subordinación de los cholos y las cholas –es decir, de las mayorías nacionales, populares-  en un cierto orden jerárquico, un espacio social, en el que, al modo de “Babilima”, la Babilonia Somnolienta de Martínez, “no hay noche ni día”, sino que “entre la niebla es difícil saber quién te habla, quién te ama, quién te escupe”.

En los versos de Martínez vemos “millones de cabezas clavas derruidas por el insomnio enfilan el camino de las moscas”, oímos “agitaciones de lenguas y otra vez la oscura mar de las arenas, tumultuosa, ofreciendo el espectáculo del más nítido fresco del s. XX” Su texto contemporáneo, El Laberinto de la Choledad, tentó una aproximación a ese espectáculo, a ese fresco del siglo XX peruano y aún dos décadas después, de la invención de la choledad a la fortaleza de la choledad, nos sigue interpelando, cosa que no queda más que agradecer y aplaudir.


[i] Apolo Cupisnique, publicado por Paracaídas Editores. Agosto de 2012.

[ii] Publicado en marzo de 2003 bajo el sello Ediciones de los lunes.

[iii] En: Nuevos rostros en la escena nacional. Serie Peru Hoy Nº 10. DESCO, Lima, 2006.

[v] Tromba de Agosto, del poeta Jorge Pimentel, recientemente re-editado por el sello Lustra Editores.

[vi] Del poema Me hacen marchar sujetando una bandera, en Ludy D, Ediciones Flora Tristán, 2006. http://www.nodo50.org/mlrs/Biblioteca/crisologo/ludy.pdf

Nuevo suelo urbano en Lima: formal e informal

La búsqueda y producción de nuevo suelo urbano para vivienda en Lima tiene hoy dos protagonistas: por un lado, grupos de familias excedentes de los barrios precarios formados a inicios de la década del noventa («nuevos barrios») y por el otro, empresas inmobiliarias que buscan captar la demanda de nuevos contingentes de clase media dispuestos a invertir en terreno para vivienda nueva. En el primer caso, los terrenos se obtienen rebasando quebradas, zonas de pronunciada pendiente y sobre espacios residuales, protegidos o reservados para otros usos, a modo de expansión «hormiga», empleando los recursos, conocimientos y redes adquiridas en los barrios fundados durante los noventa. En el segundo caso, se obtienen presionando el orden legal relativo al suelo agrícola del borde urbano o sobre áreas de reserva ecológica.

Las empresas inmobiliarias que buscan suelo nuevo para realizar habilitaciones urbanas para eventuales proyectos de vivienda, actúan muchas veces en una legalidad apenas formal, pues casi siempre a sus emprendimientos les estorba la zonificación vigente y nacen desarticulados de los planes urbanos de los distritos. En razón de esto, el sur de Lima vive hoy el mismo proceso que está llevando al agotamiento y virtual desaparición del valle del Chillón, al norte de la ciudad.

Estos movimientos de expansión urbana fueron el tema de un pequeño estudio que trabajé en 2011 con el equipo urbano de desco (Ramiro García, Jaime Miyashiro, Fidel Pizarro, César Orejón). Publicado en “Perú Hoy. Ajustes al modelo económico” (DESCO, 2011), el artículo producto del estudio revisa las dos modalidades aparentemente contrapuestas de producción de suelo para vivienda, comparando dos procesos de habilitación urbana en el sur de Lima, en los distritos de Villa María del Triunfo y Pachacamac. En la medida en que la creación de suelo nuevo para vivienda es un propósito vigente del sector Vivienda –aunque no se especifica si se busca llegar a los sectores más desatendidos de la demanda- optamos por realizar este estudio como una contribución a identificar la realidad más frecuente en relación a la provisión de suelo para familias de bajos ingresos.

Los casos estudiados fueron “Villa Verde”, nueva urbanización promovida por la Empresa Los Portales, y “Villa Lourdes Ecológico”, urbanización promovida por dirigentes vecinales de la Quebrada Santa María, en VMT. Comparamos la propiedad de los terrenos, los pasos para lograr su habilitación urbana, el diseño urbano de base, la factibilidad de servicios, el tamaño de los lotes ofertados y los montos de inversión familiar necesarios para vivir en estas urbanizaciones.

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Además, señalamos algunas diferencias relativas a la articulación con el entorno inmediato: en el caso del barrio progresivo, su origen en el excedente de familias de un asentamiento vecino determina la relación de continuidad con este alrededor de los principales servicios, mediante la extensión de la red de transporte de pasajeros (mototaxi y líneas «combi») y de la cobertura del camión que abastece de agua potable. En el caso de la urbanización que proyecta la inmobiliaria, se trata de un barrio tipo enclave, sin continuidad con el entorno y con la explícita promesa de mantenerse aislado mediante controles de acceso, cerco perimétrico elevado, vías internas exclusivas y el abastecimiento de las familias mediante un área comercial interna.

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De manera sucinta, el estudio muestra que:

  • ambas urbanizaciones ocurren sin un plan de acondicionamiento y únicamente en base a la oferta de suelo, pero se diferencian en el valor del suelo y en la apropiación de ese valor.
  • en términos de costo ambiental y atención a la ley, la urbanización de la empresa inmobiliaria (los «formales») no difiere radicalmente de la que promueven las familias pobres (los «informales»)
  • en términos de atención al déficit cualitativo o cuantitativo de vivienda, su aporte es similar, ninguna se articula con los programas de crédito público para la construcción de vivienda, ni asegura mecanismos para garantizar la calidad habitacional o estructural de la vivienda.
  • Ambas urbanizaciones soslayan los problemas que ocasionará el aumento de la densidad poblacional y la sobrecarga de los servicios –municipales y no municipales–. En el caso de los barrios de producción progresiva, entre los que Villa Lourdes Ecológico es un ejemplo actual, si bien inicialmente se mantienen áreas para usos comunes y equipamiento, la demanda de nuevas familias expulsadas de los barrios circundantes y la propia topografía, amenazan esta reserva y podrían acabar con esa práctica, deteriorando aún más la calidad de los asentamientos.

El artículo completo (en realidad, el libro completo) puede descargarse aquí

En este enlace puede leerse el artículo, titulado «La ciudad neoliberal. Nuevas urbanizaciones en Lima Sur».

Las fotos publicadas en este post fueron tomadas por el arquitecto Fidel Pizarro en una de las varias visitas realizadas a ambos «loteos», y los gráficos los trabajamos con el Ingeniero Geógrafo César Orejón, gestor del SIG Observatorio Urbano de DESCO.

el problema es la policía (I.M. GERSON FALLA)

san borja es uno de los distritos con mayores recursos destinados a la «seguridad ciudadana», nombre con que actualmente se publicitan las actividades de vigilancia y patrullaje que llevan a cabo tanto agentes municipales como policiales. familias legítimamente preocupadas por su seguridad, pero también vecinos que quieren vivir en un «barrio exclusivo» han llevado a que san borja sea uno de los distritos más vigilados de lima. el miedo de unos y la necesidad de distinción de otros son el negocio ideal para los vendedores de tecnologías de seguridad y sus aliados, los políticos.

decenas de autos, camionetas, bicicletas, radios y cámaras forman una red a la que constantemente se agregan componentes y presupuesto. los 9 kilómetros cuadrados del distrito son observados por más de cincuenta cámaras. al ver un robo o un accidente, los agentes inician la persecución a los delincuentes o la atención a los heridos. todo parece bajo control. pero contar con servicios de manera oportuna es sólo una parte de sentirse seguro. de otro lado, el que san borja sea uno de los distritos más vigilados ¿quiere decir que es un distrito seguro?

DISTRIBUCIÓN DE CÁMARAS DE VIGILANCIA EN SAN BORJA / clic para ampliar o descargar

cuando se discute «el problema de la seguridad en lima» se habla del asalto en la calle, cada vez más violento; secuestro al paso, «cogoteo», «raqueteo»; en los barrios pobres de la ciudad, se señala a los «pandilleros», a las «barras bravas», los «fumones». los expertos hablan de la ineficacia o insuficiencia de la policía o el serenazgo, de las limitaciones de la justicia, de la falta de recursos, etc. en el extremo, se habla de la corrupción policial, de la reforma de la institución. ¿es la corrupción el mal que nos impide tener una «buena policía»?

poco a poco y, lamentablemente sólo a raíz de casos que han terminado en la muerte de las víctimas, empezamos a escuchar que los medios hablan de abuso policial. aunque dentro de su habitual amarillismo, han empezado a aceptar y difundir la existencia de estos casos. la muerte por asfixia de wilhelm calero y la tortura y posterior muerte de gerson falla (abril de 2011) hicieron evidente cómo la policía enfrenta su responsabilidad: acusan a la víctima de llevar drogas, de ser violentos, de estar intoxicados. una vez que son descubiertos en sus mentiras, se aplican entre ellos medidas administrativas (se dan de baja, se reubican, se ponen «a disponibilidad»), pero no entregan a los criminales a un proceso judicial sin presiones.

la muerte de gerson falla empezó en el segurísimo san borja, cuando cayó en manos de la policía. el video en el que es arrastrado por la comisaría, degradado por los agentes, donde se le escucha pedir que no le peguen, es apenas una muestra de lo que le ocurre a muchísimos jóvenes que caen en una dependencia policial. peor si han llegado ahí por algún conflicto con la ley -que no era el caso de gerson-, peor aún si son dependientes de drogas, dependencia que para el sentido común represivo que nos rodea, justifica que la policía cometa abusos so pretexto de «imponer el orden». ninguna cámara de vigilancia ha podido desmentir la versión que el mismo Gerson dio antes de morir (que puede verse en este INFAME reportaje de la televisora frecuencia latina). lo que es más importante, ninguna cámara de vigilancia o agente de seguridad (policía o serenazgo) impidió el crimen. como muestra el video, gerson, ya reducido, indefenso, fue maltratado por la policía en el lugar «más seguro» del distrito. en un país que ha discutido hasta el espectáculo la muerte de ciro castillo en el colca y ha condenado sin pruebas a su enamorada, francamente ofende que no haya suficiente opinión crítica sobre los crímenes probados de la policía, que se han convertido en pan de cada día. indigna también que a un año de la muerte de gerson, su familia no tenga garantizado que los policías serán debidamente procesados y mas bien estos se encuentren libres.

por eso, este jueves 3 de mayo a las diez de la mañana, se realizará un plantón en el frente del ministerio del interior. la familia y amigos de gerson esperan que los acompañe mucha gente que no quiera que el crimen quede impune y que, para empezar, los atienda el ministro, porque a estas alturas no es por la vía administrativa, sino por la política, por la que se debe exigir que se inicie la búsqueda de los prófugos.

haciendo clic acá, puedes descargar las calcomanías que un grupo de vecinos y amigos están pegando en San Borja a modo de denuncia y de In Memoriam. Si bien el plan original era señalar el lugar de crimen en los planos que abundan a la vista pública en el distrito (como este y este), la gente que se comprometió con la idea ha sido más audaz y los ha puesto en lugares mucho más visibles.

calcomanías que denuncian el crimen y recuerdan la responsabilidad policial en el caso Gerson Falla (abril 2012/ clic para ampliar)

Lima: áreas interdistritales (i)

Grandes Áreas Urbanas – Plan de Desarrollo Lima-Callao 1990-2010. Digitalizado y descargado gracias a http://www.urbanistasperu.org

De acuerdo a la ley orgánica de municipalidades, Lima Metropolitana debe gobernarse mediante un «régimen especial» en tanto el área metropolitana es a la vez territorio de un gobierno regional y de una municipalidad provincial (y el alcalde de Lima a la vez su presidente regional). El diseño prevé la existencia de «áreas interdistritales», unidades que correspondiendo a territorios articulados geográficamente, reconozcan procesos de identidad y constituyan áreas de planificación y eventualmente, administrativas.

Para conocer los antecedentes en términos de propuestas de administración desconcentrada de la ciudad, acudimos a un texto de Roberto Arroyo y Antonio Romero, publicado en 2005 (1).  Respecto a la conformación de espacios interdistritales (de planificación y eventualmente, de gestión), los antecedentes destacados son los siguientes:

Con el gobierno del alcalde Barrantes (84–86):

por primera vez se intentó implementar una gestión desconcentrada de la metrópolis. El Plan de Estructuración Urbana, que fue el nombre dado por esa gestión al Plan de Desarrollo Metropolitano (PLANDEMET) iniciado en 1966, centró su atención en los conos. Se crearon las Juntas Interdistritales de Planeamiento en el Norte, Este y Sur (…)

Durante sus respectivas gestiones, Del Castillo (87–89) y Belmont (90–95) continuaron:

(…) el reconocimiento de las dinámicas “conales”. Incluso se elaboró la propuesta no aprobada de la constitución de las provincias de Lima Norte, Lima Centro, Lima Este y Lima Sur (…) El Plan MET actualmente vigente propone como estrategias para la consolidación de las nuevas centralidades la generación de sendos Centros de Servicios Metropolitanos en el Norte, Este y Sur de Lima. De allí provienen las localizaciones aún no plasmadas del Mercado Mayorista de Santa Anita en el Este, los terminales terrestres en cada “cono”, etc.

Las áreas que El Plan 1990-2010 preveía se detallan en el siguiente cuadro:

Arroyo y Romero continúan esta reconstrucción señalando que en 1996, durante la primera gestión del alcalde Andrade, “la Asamblea Metropolitana de Alcaldes acordó reimpulsar las Juntas de Planeamiento Interdistritales. En noviembre de ese año la Ordenanza Nº 099 crea el Sistema de Planificación y Presupuesto Metropolitano que debería ser implementado con base en los planes integrales de desarrollo en cada uno de los 42 distritos, además del Cercado”. El texto, de 2005, señala que para entonces sólo 21 distritos habrían elaborado sus planes. Hoy todos los distritos cuentan con uno, y aunque en el mejor de los casos sean tomados por administraciones y comunidad como parte de un curso de acción, no se diseñan ni actualizan en diálogo con los planes de los distritos del área próxima. Según la Ordenanza 099, concluidos los planes a fines de 1997, el Instituto Metropolitano de Planificación –IMP, al consolidarlos con los de la Provincia del Callao, daría lugar al Plan de Desarrollo Integral de Lima. Volviendo a Arroyo y Romero:

“(…) el IMP yendo más allá de esa norma, en 1998 asoció a los 43 distritos por colindancia geográfica, identificando así 6 Áreas Interdistritales de Planeamiento (AIP): Norte, Este, Centro, Centro Sur, Sur y Balnearios del Sur

Si bien el documento de Arroyo y Romero aporta más respecto a la consolidación de Lima Norte como espacio interdistrital, sólo inscribe directamente en este diseño de las seis áreas interdistritales al proceso de planificación del área sur, que el propio Roberto Arroyo animara hasta 2006 y que tuvo como resultado el Plan de Desarrollo de Lima Sur (2) y, a la postre, orientaría la conformación de la Asociación de Municipalidades del Sur de Lima, una incipiente modelo de «mancomunidad distrital», sobre lo que versará el siguiente post, a propósito de las aproximaciones que la gestión de Fuerza Social en Lima hace al asunto de las coordinaciones inter-distritales.

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Notas:

(1)  Lima Metropolitana: del monocentrismo a la policentralidad (Roberto Arroyo y Antonio Romero), descarga directa, aquí

(2) Documento Plan Área Sur, descarga directa, aquí

Las Limas (y «los conos»)

Esta es una discusión amplia y ya vieja, que en buena medida se ha resuelto a favor de la denominación de «Limas» para reemplazar la denominación de «los Conos», usada para referirse a los territorios que se proyectan hacia el norte, sur y este de la ciudad desde el conjunto conformado por el centro histórico,  el  viejo casco urbano y los primeros barrios obreros (Rímac, La Victoria) . Lima es hoy mucho más compleja y diversa y la idea de «cono» como una proyección desde «un centro» ha perdido vigencia como imagen para representar una ciudad que cuenta con muchas centralidades.

Mapas: izq. Alternativa/ der. Arq. Willey Ludeña

Pasar de «los conos»  a»las Limas» ha sido un proceso de reconocimiento de la diversidad económica y social perdida muchas veces tras de la denominación genérica de «cono», que en el habla cotidiana equivalía a «distritos pobres/de pobres», «de pueblos jóvenes». Además la denominación»Lima» (sur, norte, este) hace a los territorios parte de la identidad de la ciudad y despeja esa sensación de extra-muro que implica la denominación «cono»: lo que está fuera/lejos/aparte de (cierta) Lima.

Pero como carne viene con hueso, en la disolución de «cono» en favor de «Lima» también se cuela una pulsión de negación del origen popular, disruptivo, plebeyo. Montada sobre esta negación -factor conflictivo de los nuevos procesos de identidad que emergen desde los territorios- las empresas de mercadeo, las encuestadoras, los diarios, pesan también en la definición de cuáles son «las limas» que vivimos. Este post es para comentar dos clasificaciones/ segmentaciones que de Lima hacen dos conocidas empresas de mercadeo.

Ipsos-Apoyo

Ipsos-Apoyo habla de la conurbación Lima-Callao como «Gran Lima» y distingue en su interior 6 espacios. Si bien la data empleada para establecer estos espacios es básicamente económica y de consumo, la nomenclatura se establece por criterios desiguales. Un primer criterio es geográfico: Norte, Este, Sur y Centro. El segundo criterio sería administrativo: separa Lima del Callao, por una jurisdicción provincial distinta (¿mas la suma de la identidad chalaca?). Es recién en 2007 que distritos de baja densidad poblacional, como Ancón, o pequeñitos, como Santa Rosa, aparecerán en el mapa. Para 2011, todos los distritos aparecen en algún lugar de la clasificación, incluso los llamados «distritos-balnearios» del sur.

Las Limas de Ipsos-Apoyo, antes de 2007

Un tercer criterio empleado por Ipsos-Apoyo y reproducido de común no sólo por operadores comerciales, sino por algunos especialistas, el discutible, es el empleado para denominar «Lima moderna» a distritos tan disímiles entre sí como San Borja y Barranco. La alta concentración de transacciones comerciales y la ubicación de San Isidro-Miraflores como centro financiero y de servicios son constantemente citados como argumento bajo esta denominación, discutible desde el punto de vista espacial, de los tejidos urbanos e insuficiente si se trata de oponerlos al espacio conformado por la «Lima Antigua». ¿Qué se entiende por modernidad? Si se revisa la lista, no se trata de un criterio temporal. La ocupación y forja de los distritos fuera de la Lima Moderna de Ipsos-Apoyo se produjo básicamente como parte de uno de los movimientos modernizadores más significativos de la sociedad peruana, las migraciones campo-ciudad. ¿Qué modernidad es entonces la que se refleja en la clasificación de los territorios?.

Arellano Marketing
Al comparar la «Lima Moderna» de Ipsos-Apoyo con la «Lima Tradicional» que propone Arellano Marketing, la contradicción es evidente. Arellano, basado igualmente en información económica y de consumo, enfatiza en la actitud de consumo, con un par de ideas básicas de «perfiles», ubicando a los distritos del centro geográfico de la ciudad como tradicionales. ¿Qué tienen en común? Son los más consolidados en términos urbanos, están identificados con la mesocracia limeña y  concentran a la población de más altos ingresos. En la propuesta de Arellano, el centro desaparece, se integra a la «Lima Tradicional» junto con San Isidro, lo que desubica a cualquiera de mis ex vecinos de Barrios Altos.

Las Limas de Arellano Marketing
 La información base que emplean estas empresas es similar. La imagen de Lima según los datos socioeconómicos levantados a nivel de manzana por el INEI es esta:
El moradito corresponde a los sectores de altos ingresos, amarillo medio alto, naranja medio, marrón medio bajo y rojo, bajo. Las concentraciones son evidentes y trascienden cualquier nomenclatura sobre lo antiguo y lo moderno.
Pensar Lima usando como base la data económica disponible no es un proceso objetivo. Hacemos decir cosas a los números, arreglamos el espacio de acuerdo a nuestros fines: comerciales, políticos. Les nombramos y coloreamos de acuerdo a nuestra experiencia de los espacios que nos son propios y a nuestra concepción de los espacios que nos son ajenos.
Mapa Lima Policéntrica de Alternativa, tomado de aquí
Mapa Ámbitos de Transformación, del Arq. Ludeña, tomado de aquí (p.7)

La otra susana

Ni la Villarán, ni la mamá de Keiko (al menos no la de carne y hueso).

Susana tiene sed (y toma agua contaminada)Susana toma agua

Como la mayoría de barrios marginales de su generación, Susana Higuchi espera por el agua potable.  Mientras tanto, el abastecimiento se produce a través de camiones cisterna, empadronados por SEDAPAL y también informales:

el único surtidor administrado por SEDAPAL es el que opera en el RE-12, ubicado en el proyecto especial ciudad Pachacútec, este se encuentra a una distancia de 12 km. Con una carretera con pendientes considerables para abastecer a los AA.HH. de la margen derecha de la AV. Néstor Gambeta, por lo que facilita el ingreso de camiones cisternas informales que proveen de agua de los surtidores informales de la zona de Oquendo, la misma que está a una distancia de 8 km. y como ya es conocido esta fuente de agua es de calidad insegura.

El precio del cilindro de agua es de S/.2.50,  que representa un costo muy alto en comparación con la tarifa de SEDAPAL, cuya tarifa por m3 de agua (5 cilindros), es de S/. 1.31.  El consumo promedio por familia es de 4.5 cilindros semanales, equivalente a 3.86 m3/mes. (SEDAPAL. Proyecto: item 01: “instalación de redes de agua potable y alcantarillado en los asentamientos humanos Kenji Fujimori, anexo Kenji Fujimori y Santa Fe del distrito de Ventanilla”.

Susana es un asentamiento humano
Susana Higuchi está en la zona central de la margen derecha del eje conformado por la avenida Néstor Gambetta, en Ventanilla, al norte del Callao. Forma parte de los nuevos barrios que desde inicios de los noventa nacen, crecen y se reproducen en los márgenes e intersticios de la ciudad.

Según el diagnóstico de la ONG ADENIM, para el 2008 había 350 familias enSusana Higuchi, sumando alrededor de mil familias junto a sus barrios vecinosHéroes del Cenepa (180 aprox.) y Kenji Fujimori (500 aprox.). Si bien su contigüidad es evidente, el proceso de ocupación conflictivo de estos asentamientos –como muchos de su tipo en Lima- lleva a una organización fragmentada, que retrasa la ya de por sí difícil habilitación urbana y la provisión de servicios.

Susana es fujimorista
Picados en la curiosidad por la concentración de la nomenklatura Fujimori en Ventanilla, periodistas y cronistas acudieron a los barrios de Gambetta a sondear a la gente:

En el distrito de Ventanilla, a unos 35 kilómetros al noroeste de Lima –en la provincia del Callao–, el nombre de dos de los varios asentamientos humanos lo dice todo: Kenji Fujimori y Susana Higuchi, el hijo y la exesposa del expresidente Alberto Fujimori, dos barrios creados en los noventa.

Esta es zona fuerte de la candidata de Fuerza 2011: acá casi no hay votantes de Humala, dicen los pobladores del humilde asentamiento Susana Higuchi (…) Recostada contra un poste de luz en la puerta de su hogar, porque electricidad sí tienen a diferencia de otros servicios, Ilda Aliaga –una ama de casa en los cuarenta– lleva una camiseta con la inscripción: «El pueblo necesita progreso» (…) Aliaga rememora la época en que con Fujimori en el gobierno venían las dádivas, «nos traían cosas, regalos» (Nota de Juan Paullier para la BBC)

El perfil de Keiko Fujimori preparado por Paola Dongo para la revista Etiqueta Negra, también apunta la filiación fujimorista de Ventanilla:

Sólo en Lima, existen al menos diez asentamientos humanos que se llaman como ella. Los bautizaron así cuando Keiko Sofía era Primera Dama y su nombre era una garantía para prote­gerse contra posibles desalojos. Si llamabas a tu barrio como a la pri­mogénita del presidente, no te moverían de allí. Ahora, sin embargo, nadie en el Asentamiento Humano Keiko Sofía, Ventanilla, Callao, parece quejarse de ese nombre. «Es una mujer admirable, muy sen­cilla», dice una vecina del lugar.

Si el amable lector de este blog tiene paciencia, recomiendo ver el video al final del post, un recorrido por el barrio Susana Higuchi. Remontando el aire miserabilista al que apuntan sus autores, se puede apreciar de manera más o menos objetiva la situación física del barrio y la gran cantidad de cilindros azules usados para almacenar el agua, elemento que hoy por hoy es parte constitutiva del paisaje de la nueva Lima (y Callao)

Ver: Agua potable en Susana Higuchi, Ventanilla On Line

Lima: sobredosis de TB

entonces recibía un plátano
y once pastillas de golpe
una anciana hacía la cola
en el puesto de salud
bondadosas moscas se pegotean
animosas
en el envidriado
compartir algo más
que
una descascarada sombra
(tiempos de la tbc/ roxana crisólogo)

Emitido por la Municipalidad de Lima a inicios de la semana pasada, el «Informe Villarán»  concentró gran atención pública por su filón crítico a la gestión de Luis Castañeda.  Pasada un poco la ola, quiero resaltar en particular uno de los anuncios que contenía y que no ha sido suficientemente apreciado. Señalando «las desigualdades y hondos problemas irresueltos» en Lima afirma que:

«Nada muestra mejor este contraste, que en medio del crecimiento económico e inmobiliario, Lima ocupe el primer puesto entre ciudades de América Latina al tener el mayor número de personas con TBC, TBC Resistente y TBC Extremadamente Resistente (laforma virtualmente incurable de TBC): una tasa de 170 por 100,000 habitantes. Noimporta quién sea el responsable de esta situación, esta gestión quiere resolver esteproblema, y para ello, en coordinación con el Ministerio de Salud, estamos iniciando el Plan TBC CERO, que en una primera etapa se aplicará en el Cercado de Lima, La Victoria y El Agustino. Estos tres distritos concentran el 90% de los casos de TBC multidrogoresistente» ( Ver completo el Informe Villarán)

Hoy 24 de marzo es el Día Mundial de lucha contra la tuberculosis, enfermedad cuya  incidencia pone al Perú en el «grupo de la muerte» de América Latina junto a Haití, Bolivia y Guyana. Lima-Callao concentra alrededor del 60% de casos, entre los que destaca la alta concentración de las modalidades resistentes y extremadamente resistentes, que aún no han podido ser controladas. El año pasado compartí aquí un post mostrando mapas de los casos de TB en Lima, para el año 2008.  Esta vez puse los datos en el mapa, para ayudar a hacer más visible la  situación/ubicación de la TB en Lima:

Los datos fueron tomados de Situación de la tuberculosis en el Perú, informe  de 2008 del Dr. César Bonilla, que señala que «El 86 % de todos los casos de TB en Lima Metropolitana se notifican en 18 de sus 43 distritos, los cuales tienen como características: tasa de morbilidad por encima del promedio nacional y alto porcentaje de hacinamiento. El 83 % de los distritos de este grupo reportan casos de TB MDR por encima del promedio de Lima Metropolitana y especialmente están ubicados en 13 distritos: San Juan de Lurigancho, San Martin de Porres, la Victoria, Ate, Lima Cercado, San Juan de Miraflores, Comas, El Agustino, Santa Anita, Villa Maria del Triunfo, Villa El Salvador, Independencia y Los Olivos»

El mapa más actualizado de Lima que encontré en línea corresponde al año 2009 y da cuenta de los casos de TB MDR en tratamiento.

Hoy la Municipalidad de Lima, vía los Hospitales de la Solidaridad realizó pruebas gratuitas y, muy importante, a las personas cuyos resultados sean positivos se les entregará una hoja de referencia para que sean atendidos en los establecimientos de salud del MINSA. Es muy importante que los sistemas de salud -el público, el privado y este «mix» que son los Hospitales de la Solidaridad- conversen. Con las detecciones de TB en el  sistema privado ocurre que no hay forma oficial de  derivar a los pacientes, que tienen que volver a ser testeados y diagnosticados en el sistema público, no importa por cuántos médicos hayan pasado, lo que si bien tarda sólo un par de días más si se hace de inmediato, siempre es costoso emocionalmente (hablo con la experiencia), sobre todo cuando no en todos los centros -públicos o privados- los profesionales han comprendido la necesidad del buen trato y la no discriminación a los pacientes de TB.

El pedestal de Vallejo que el alcalde Castañeda tiró a la basura.

Aquí va el video que muestra el lamentable estado en el que se encontró el pedestal original del monumento a César Vallejo de Jirón Huancavelica. Como se recuerda, el pedestal fue desechado por la gestión Castañeda, para dar paso a una vergonzosa placa que declaraba a Vallejo «poeta de la solidaridad». A ver si la prensa que estaba tan preocupada por la propiedad pública y por Vallejo se araña también ahora y presta unas páginas a la verdad.

este jueves a mediodía hay una visita al lugar donde fue encontrado el pedestal destruido por Castañeda. aquí la convocatoria (y más fotos del pedestal acá).

El monumento a Vallejo y las placas de Castañeda

La intervención que un grupo de ciudadanos llevó a cabo en un monumento a Vallejo en la Plaza del Teatro Segura, confundida en una misma acción con el retiro de otra placa, en otra plaza, suscitó una discusión en redes, varias notas en medios de prensa, un pronunciamiento de la Municipalidad de Lima y breves declaraciones de la alcaldesa de Lima.

Así, los interesados y los curiosos hemos estado discutiendo sobre respeto a la propiedad pública. Hemos visto ir y venir acusaciones de plaquitis, de vandalismo y hasta de hordas fascistas haciendo justicia por cuenta propia. Por su parte, la actual administración de la ciudad responde a la situación reduciendo la cuestión a si se retiran o no las placas con el nombre de Castañeda, sin atender a que lo que muchos ponen en cuestión es si las placas se colocan sobre obras propias o ajenas o si con ellas una autoridad pretende apropiarse de símbolos culturales que les pertenecen a los ciudadanos y no a sus partidos políticos.

Agreguemos un nuevo elemento a esta discusión. Si las normas de convivencia ciudadana dictaminan que una persona o un grupo de personas sin autorización no tienen derecho a «cubrir» una placa o a «arrancar» otra, me pregunto cómo deben responder esas mismas normas de convivencia al hecho de que una autoridad pública destruya parte de un monumento para convertirlo en parte de la campaña de su partido o en el legado que quiere dejar diseminado para que sea reconocido durante los paseos de sus nietos en el futuro?

Tras la remodelación de la Plaza del Teatro Segura, el pedestal de la escultura de Vallejo fue cambiado y sobre el nuevo se colocó la infamante placa comentada aquí en un post anterior.¿Qué fue del pedestal original? ¿Qué hizo la gestión Castañeda con esa pieza, parte de la escultura? Aquí las imágenes.

El pedestal fue hallado en Cantagallo esta semana y las imágenes corresponden a la excursión que se llevó a cabo para dar con ella, confirmando los comentarios que corrían por redes acerca del estado de abandono y los daños que había sufrido. Ahora debe comenzar la reposición de esta pieza y con ello la restitución de la justa memoria del espacio público que Castañeda pretendió teñir de amarillo. Viendo las imágenes, de verdad que uno se pregunta quién es el vándalo aquí.