Jirón Cangallo: Precariedad táctica, urbanismo efímero

Comentarios a la controversia por la implementación de la “propuesta técnica de recuperación de un espacio público”, en el marco de Ciudades Seguras para las niñas- Barrios Altos, proyecto de la organización no gubernamental Plan Internacional.

A inicios de agosto de 2021, en las cuadras tres y cuatro del Jirón Cangallo en Barrios Altos se instaló una serie de módulos de estructura metálica y soporte en madera, en cada cuadra sobre un área de la pista inmediata a la vereda, previamente señalizada con pintura para indicar una restricción a los vehículos y una zona de preferencia peatonal. La intervención es parte de una iniciativa de recuperación de espacio público en la que se combina la acción de la ONG Plan Internacional y el acompañamiento institucional de la Municipalidad Metropolitana de Lima. El propósito fue explicado al público por la Sub Gerenta de Juventud de la Municipalidad de Lima, Tania Peña (03/08/21 en el canal Lima Joven):

Ellos [las y los adolescentes que participan en el proyecto de Plan Internacional] identificaron un espacio inseguro entre ellos el jirón Cangallo cuadras tres y cuatro, donde antes esta calle estaba invadida de autos estacionados en la vía pública, además lo que se ha hecho es colocar mobiliario modular donde las personas, los vecinos, las adolescentes, los niños pueden sentarse a conversar, a jugar y genera una línea de confianza para poder transitar libremente por esta vía

El documento «Diseño y medición para la recuperación de un espacio público en la localidad de Barrios Altos», de de Plan Internacional (que se puede encontrar en la web de Coeeci) nos ayuda a reconocer el punto de partida de la intervención, el eje a ser intervenido y prevee, al aludir a Prolima, algunas condiciones relativas al carácter de Barrios Altos como espacio reglamentado como Centro Histórico.

Coeeci = Coordinadora de Entidades Extranjeras de Cooperación Internacional (COEECI) 

La controversia

En las semanas siguientes, la página Lima Antigua (200K seguidores en Facebook) publicó dos álbumes mostrando primero (8 de septiembre) 10 fotografías con vistas generales del mobiliario y su emplazamiento en la cuadra 3 de Cangallo y luego 8 fotografías con planos más cerrados del mismo mobiliario y sus componentes en el mismo tramo (16 de septiembre), con la intención de mostrar el deterioro de los materiales a pocas semanas de su instalación. No se incluyó imágenes de la cuadra 4.

Cada álbum fue acompañado de un texto en que se llamaba la atención del alcalde Jorge Muñoz y se criticaba duramente la intervención (Barrios Altos necesita orden, desaparición de los depósitos, seguridad, veredas anchas, vivienda de calidad para los vecinos… pero tal parece que los expertos prefieren poner maderas, fierro y macetas. Barrios Altos no es un laboratorio de experiencias mal hechas 08/09/21). Ambos posts, replicados por el gestor de Lima Antigua en su página personal, incidían en la falta de información sobre la naturaleza y propósito del mobiliario. En esta postura, lo que vemos en las fotografías bien es ininteligible o bien es reflejo de una política discriminatoria de la Municipalidad de Lima hacia Barrios Altos (¿Bancas Pobres para Gente Pobre?). 

En alusión a estas publicaciones (quizá a otras más, no se precisa), la arquitecta Paula Villa Pastor publicó el 16 de setiembre en Facebook un texto para explicar “el proceso de trabajo realizado (…) con el fin de que se pueda tener un panorama más amplio del punto de partida, el alcance de la propuesta y las complejidades de la zona, sin dejar de lado las cosas que deben ser mejoradas”. Villa detalla que las adolescentes convocadas por Plan Internacional habían identificado las cuadras 9 de Huallaga, 3 de Cangallo y 10 de Junín como eje a ser intervenido “debido a la sensación de inseguridad que les generaba”

Partiendo de ello, continúa, “se buscó la manera de integrar la intervención a una visión más amplia, el Plan Maestro del Programa para la Recuperación del Centro Histórico de Lima” y “se decidió comenzar la intervención en la cuadra 3 del Jr. Cangallo desde la Piedra Horadada, pero ampliarla también hasta la Maternidad de Lima, debido a la gran afluencia de personas que cada día esperaban frente a la puerta de Emergencias y donde los jaladores alquilaban sillas de plástico”. El post está acompañado de fotografías y videos que muestran el uso intenso del mobiliario de la cuadra 4 (frente a la maternidad) y el menos exitoso de la cuadra 3, admitiendo en saludable tono autocrítico la probabilidad de “un fracaso” o, de modo más propositivo, “que es un proceso que requiere un empuje que va más allá de la intervención física por sí misma”

El 17 de setiembre, la página UDEAL (48K seguidores en Facebook) compartió las imágenes de Lima Antigua con el mensaje: El «urbanismo táctico» se ha convertido en la excusa perfecta de las municipalidades para reforzar la inequidad de inversión y de calidad de diseño en nuestras ciudades. Jorge Muñoz maquilla la zona turística mientras entrega mobiliario precario a Barrios Altos. 

Te lo resumo así nomás…

Hasta este punto, he presentado algunos elementos que convergen en la intervención, su defensa y su crítica:

  1. El diagnóstico de sensación de inseguridad en el que participaron adolescentes vecinas de Barrios Altos, que identificó un eje específico para ser objeto de una acción de recuperación de espacio público, en el marco del proyecto Ciudades Seguras para las NIñas, que tiene como horizonte el aumento de seguridad de las niñas y su acceso al espacio público, su participación en el desarrollo urbano y la gobernanza y el aumento de su movilidad autónoma en la ciudad (tres puntos que he tomado de Plan Internacional).
  2. Plataformas virtuales-proyectos ciudadanos (Lima Antigua y UDEAL)) que mantienen una postura crítica a la gestión municipal y continuamente realizan o acogen quejas o denuncias. Los señalamientos en este caso: falta de información, desconfianza a intervenciones en el registro de “urbanismo táctico”, una política diferenciada para Barrios Altos.
  3. Un pronunciamiento del equipo de arquitectos que evita el uso de la etiqueta “urbanismo táctico”, a la vez que destaca componentes que suelen asociarse a intervenciones bajo ese signo: el carácter “efímero” de lo instalado, la incorporación de “elementos de seguridad que protegieran a las personas de la calzada” y una defensa del “mobiliario modular prefabricado” en la medida que habilita a “explorar nuevos usos espontáneos: sentarse, conversar, comer, jugar, etc.”. Lo espontáneo es remarcado además como un valor que se opone a lo programado y reglamentado.
  4. El uso de fotografías para criticar o explicar la intervención de manera pública. En el caso de la crítica, una tendencia a mostrar el estado del mobiliario en la cuadra 3 de Cangallo, donde se evidencia deterioro y poco uso. En el caso de la explicación (que naturalmente tiene algo de defensa), la tendencia a mostrar sobre todo los usos logrados en la cuadra 4 de Cangallo, frente a la Maternidad de Lima. En buena medida, una controversia a punta de fotos con pretensión de evidencia.
  5. Una ONG (Plan Internacional) que ha auspiciado la intervención, pero que al momento no ha hecho una declaración pública que pueda citarse (es probable que su comunicación está enfocada en los participantes directos de proyecto)
  6. La ausencia de la Municipalidad y sus autoridades para defender o explicar ahora una intervención que presentaron en sus canales oficiales como una iniciativa oficial de recuperación del espacio público en Barrios Altos.

El elemento «1» ha quedado opacado por 2,3,4,5 y 6 y lo quiero atender considerando el entorno de la intervención.

El entorno de la intervención

En el gráfico a continuación presento un esquema de las calles mencionadas hasta el momento: punteo en verde para Junín 10, Cangallo 3 y Huallaga 9 (el recorrido inseguro identificado para ser intervenido) y punteo en celeste para Cangallo 2, 3, 4 y 5.

De la calle Cangallo me interesa destacar su trazo: sus intersecciones no son regulares (indicaciones en rojo), sus continuidades no están “a la vista” de una persona caminante (o conductora). Su encuentro con Huallaga es una T (la calle ‘entrega’ a una fachada) Además, en el encuentro con Junín (offset superior) dominan muros ciegos de gran altura que “encajonan” el paso. Esta configuración se estableció en la década de 2000 y se profundizó en la de 2010. Para entender eso, viene bien un poco de historia vieja y otro poco de historia reciente.

El trazado de Barrios Altos resulta de la superposición entre la cuadrícula española y la huella de caminos que conectaban antiguas parcelaciones agrícolas y regadíos prehispánicos, incluido el hoy subterráneo río Huatica. De ahí la irregularidad de sus calles. El tamaño de las manzanas varía bastante (entre 2 y 11 hectáreas, de poco más de 250). Casi no hay áreas verdes y los espacios públicos se cuentan con los dedos de la mano. Predominan el inquilinato precario, la vivienda multifamiliar, los callejones, quintas y sufridas casonas coloniales o republicanas. Si las condiciones habitacionales son malas, los valores patrimoniales están mas que descuidados, sometidos a una muy extendida idea de conservación según la cual las familias solo contribuyen a la pérdida de bienes históricos o arquitectónicos. 

Barrios Altos colinda con el complejo Mercado Central- Mesa Redonda, una importante zona de abastecimiento y comercialización de productos para el hogar, de oficina, limpieza, cosmética, juguetes, decoración, entre otros. La búsqueda de espacio para almacenamiento que demanda ese complejo ha sido el principal motor de la transformación de BA. Dada la ventaja logística en transporte y distribución y los bajos costos de acceder a terrenos, decenas de almacenes se han edificado en los últimos tres lustros. Al principio estas construcciones se hicieron en solares abandonados, pero poco a poco, mediante compras fraudulentas de predios y desalojos violentos, se está expulsando a los habitantes de quintas y casonas.

Además, el constante paso y las maniobras de los vehículos de carga pesada genera verdaderos atolladeros y un deterioro aún mayor de las pistas y veredas. Un camión container girando con dificultad en una estrecha calle es una escena cotidiana. La carga y descarga de mercadería ha tomado las veredas, entorpeciendo el paso de transeúntes, afectando sobre todo a personas de tercera edad o el paso de coches de bebés o sillas de ruedas (El Cercado es el tercer distrito de la capital con más personas con discapacidad para moverse, según el censo 2017). Esta evolución del conflicto por el espacio acentúa la tendencia al despoblamiento (en lo que va de mi vida, BA perdió un tercio de su gente) y ha desfigurado definitivamente el perfil del callejero. Otro efecto de esta transformación es la pérdida de contacto entre uso residencial y calle. Moles de cemento y fachadas negadas a la calle son el nuevo paisaje, propicio para la sensación de inseguridad. 

En recorrido identificado por las adolescencias es muy característico de este entorno urbano hostil y deteriorado, muy acentuado en la intersección irregular Cangallo-Junín, donde por cierto se ubica un fuerte elemento de reconocimiento e identidad: la Peña Horadada. La observación que realicé para este lugar en el período 2008-2012 puede encontrarse aquí.

Otro elemento del recorrido es un contenedor de residuos sólidos ubicado en Cangallo 3, que convierte la vereda en un lugar inhóspito, donde se arrojan objetos en desuso o directamente basura. Otras condiciones como los atolladeros cotidianos, la circulación desordenada de vehículos menores (mototaxis), la escasa iluminación nocturna y la no poco probable aparición de un espectro tóxico (a.k.a fumón del barrio) hacen bastante comprensible que se haya identificado este recorrido como inseguro. Puede haber más elementos, pero estos son los que puedo enumerar sin conocer el diagnóstico trabajado, ni las premisas del mismo (acoso callejero, desigualdad entre chicas y chicos, horarios…)

La propuesta de intervención

El anexo 1 de la Propuesta Técnica (planimetría) realizada por el equipo de arquitectos se puede consultar en la web de COECI. Incluye esquemas y renders del proyecto.

Imagen: Anexo_-Planimetria-para-maestros.pdf

Transcribo los descriptores de este esquema (de izquierda abajo hacia derecha arriba), con negritas mías:

  • Líneas y zonas pintadas en el suelo conectan la intervención con los espacios aledaños 
  • Rampas para invitar a subir a las niñas y niños y recorrer el mobiliario
  • El mobiliario se convierte en mesas de apoyo a lo largo del recorrido
  • El espacio ganado permite zonas de juego libre y flexible
  • Cobertura ligera y fácil de instalar para aportar con sombra a la intervención
  • A lo largo del recorrido el mobiliario adopta la forma de asientos para descanso o recorridos a pequeña altura para seguir jugando
  • Los elementos verticales permiten sostener la cobertura y también son paneles informativos en el espacio público
  • La estructura con bloques de concreto permite estabilidad, de modo que sea seguro subir y recorrer el mobiliario

Aquí se encuentra parte de la explicación que demandan los críticos, la información que no transmite el mobiliario por sí mismo en su emplazamiento (lo ininteligible) y la propuesta que la Municipalidad de Lima no comunica, por ejemplo, en un cartel de obra en que las y los vecinos pudiéramos tener una imagen aproximada (¿quizá en los paneles informativos del propio mueble?).

En ese esquema y en los renders está proyectado aquello que fue objeto de replanteamiento “del diseño en obra” y que explica por qué el equipo de arquitectos refiere “algunos vacíos a lo largo de la intervención” o lamenta el resultado de “piezas aisladas en algunos tramos”. De otro lado, la instalación (no fija al pavimento) y el acabado fue a todas luces deficiente y se dio de un modo que alteró la pieza (por más “abierto” que fuera el módulo, el concepto de la intervención es esencialmente un mobiliario de distintas alturas “para ser recorrido”. Que sea usado mucho o poco (porque está ahí) no quita su apariencia precaria e inestable y los problemas de proporción que se notan al comparar el mobiliario real con el presentado en los render.

Render & Realidad


No solo el acabado y la apariencia endeble de lo instalado, la secuencia de instalación también ha jugado en contra de la legibilidad y de la legitimidad de la intervención. Un mes y medio después de su inauguración no solo no se completa un mobiliario a ser recorrido, tampoco se completa la pintura, la señalización, el resguardo de la vía con bolardos ni los maceteros. El rápido deterioro aporta una capa incómoda al concepto de “efímero”. 

Más allá de la «evidencia fotográfica»

De fondo, está la desconexión teórica y práctica entre el diagnóstico que convocó la intervención (la sensación de inseguridad identificada por las adolescencias en un recorrido específico) y el camino que tomó la intervención, no sólo en virtud de los conflictos hallados por el equipo en el terreno y los cambios que se hicieron, sino principalmente por la decisión (anterior) de iniciar la intervención en Cangallo 3 y 4, y luego, la decisión de desarrollarla a partir de hallazgos del equipo en Cangallo 4: el uso de la calle como estacionamiento, la estrechez de las veredas y el cansancio de las familias que pasan horas en las afueras de la Maternidad de Lima, y que necesitan por lo menos sentarse. 

Creo que es ocioso discutir si el mobiliario tiene uso intensivo en esa zona (que lo tiene, basta pasar por ahí) y puede ser redundante mostrar las fotografías de lo bien que va en un lado, o lo mal que va en el otro. Más productivo puede ser mirar los resultados en función de las premisas.

En términos metodológicos, lo que al parecer ha ocurrido es que a propósito de la instalación del mobiliario ocurrió otro diagnóstico y se ha empezado a atender otros problemas, a la vez que por razones no expuestas, se postergó parcialmente el diagnóstico original (inseguridad identificada por las adolescencias) y su consiguiente atención, hecho que quizá se reforzó luego por los éxitos relativos en la zona ‘descubierta’ a instancias de la intervención. No puedo evitar notar que los problemas que se presentan en la zona en cuestión (Cangallo 4) son problemas más convencionales para las herramientas del urbanismo táctico (p.e. falta de mobiliario de reposo, competencia vehículo-peatón, la calle como estacionamiento, etc.). Tampoco puedo evitar criticar el que los problemas de partida en la demanda original sean enumerados por el equipo de arquitectos como asuntos “estructurales” que sobrepasan la intervención física: “la gran cantidad de almacenes y muros ciegos, la limpieza general y constante, la fiscalización del tránsito y las motos que se meten en contra, la puesta en valor de la Piedra Horadada…”. ¿Ninguno de estos elementos, presentes en Cangallo 3, fueron considerados para el diseño del mobiliario?.

En el diseño, la intervención no preve ninguna relación con la Peña Horadada, principal elemento de identidad histórica en la zona. Tampoco he logrado distinguir soluciones de iluminación, algo quizá obvio en términos de seguridad

El rol de la Municipalidad de Lima en la intervención no está claro, y es una lástima que la responsabilidad (por los aciertos o los defectos) la tomen sobre sus hombros únicamente los arquitectos, expuestos no solo al razonable malestar de colectivos y ciudadanos, sino a críticas sin fundamento (“el dinero de los contribuyentes”, “corrupción”), quejas deleznables (“interrumpen el tráfico”, “¿es para skaters?”). También es algo penoso que el equipo de arquitectos, tras las críticas, no sea respaldado en público por el alcalde Muñoz ni por la ONG Plan Internacional, pues si han apostado por una forma de intervenir que pone el ensayo-error y la retroalimentación como condición de aprendizaje, lo natural sería enfrentar las quejas bajo esos mismos principios, junto a los profesionales involucrados. En particular, el alcalde Muñoz debería abordar la inquietud que despierta el uso de materiales que más que «ligeros» lucen precarios. Considerando el entorno, puede ser una redundancia algo ofensiva.

A falta de un acompañamiento de las autoridades, quienes defienden el proyecto sufren el apoyo de diversos entusiastas que se han apurado con reacciones del tipo “es una donación”, “critican por criticar”, “es un feedback”, o que señalan, confundiendo la secuencia explicada con mucha honestidad por la propia arquitecta Villar, que la finalidad de la intervención fue “brindar un lugar de espera a pacientes que llegan a la Maternidad de Lima” o que se hizo esto porque es más sencillo hacer una intervención que un proyecto de inversión (?). Esta forma de tomar posición en las controversias por el espacio público no sólo es dañina para la convivencia entre vecinos/as, activistas y profesionales, también es contradictoria (¿solo se admite feedback buen rollo?), y en algunas de sus variantes, deja totalmente de lado la política, la orientación de la autoridad municipal y el simple hecho de que sobre Barrios Altos se acumula mucha decepción y desesperanza respecto a las oportunidades de variar la situación de desatención y precariedad. No es un caso de «haters gonna hate».

Finalmente, es sintomático que el tramo en el que coinciden el recorrido inseguro y la intervención de recuperación (Cangallo 3) sean precisamente el punto en el que tirios y troyanos admiten las deficiencias -cuando no el fracaso- de la propuesta. En todo caso, donde nadie puede sacar una foto-evidencia de lo contrario. Y el punto en el que el mobiliario modular abierto ha iniciado su desaparición.